Agustín Manrique de Lara y Benítez de Lugo no es un tipo que se esconda, y si le preguntas a qué vino este tipo de acto te lo cuenta así, sin remilgos: preferimos un almuerzo tradicional en el que evitar que la gente apabulle a las autoridades y en el que se pueda respetar más estrictamente el protocolo. Y punto. Como el almuerzo sale más caro y no está la vida para dispendios, la segunda decisión también se diseñó para excluir a más invitados y reducir las incomodidades: pasar de los 650 de los últimos años a los 240 de este lunes en el hotel Santa Catalina. Justo el mismo motivo, el económico, que condujo a Grisaleña precisamente a acudir a un formato de cóctel, que abarata los costes y no deja a nadie fuera. La nueva patronal del PP es más selectiva para todo, y con la excusa perfecta de la crisis decidió que sólo pagaría el almuerzo a los invitados de la calle y a la junta directiva y comité ejecutivo de la patronal, lo que excluía a los diez invitados de cada sectorial que hasta ahora recibían invitación. Con el dinero de los asociados sí se pagó la comida de Mario Romero Mur, Mario Rodríguez, Germán Suárez, Sergio Alonso, Eustasio López, el yerno de Juan Miguel Sanjuan, María de la Salud Gil? a los que precisamente no es que le falten los 50 euros que tuvieron que pagar por cubierto los empresarios ajenos a los órganos directivos que quisieran acercarse por allí. La purga alcanzó, por supuesto, a los representantes de los medios informativos. También con la excusa de la austeridad, la Confederación de Empresarios dejó fuera de la convocatoria a periodistas desafectos, como el director de Canarias Ahora, al que por primera vez en una década no se invitó al acto.