El empeño de Sebastián Grisaleña de que no se quebrara la Confederación sometiendo a votación el nombramiento no cuajó. El deseo de los empresarios del puerto, con Germán Suárez a la cabeza, de colocar en esa butaca a un hombre suyo -en concreto a Juan Manuel Freire- chocaba con un amplio sentimiento empresarial que se inclinaba más hacia un representante sólido, sin ataduras concretas. A principios de esta semana la aplastante lógica de la aritmética obligó a Suárez y a Freire a retirar su candidatura y someterse al deseado consenso, pero el martes todo se volvió a quebrar cuando la Federación de Empresas del Puerto se reunió y volvió a desenterrar el hacha de guerra. “Queremos un hombre nuestro”, se conjuraron, y volvieron a activarse las maquinarias de los votos, los teléfonos echaron humo.... y Félix Santiago tuvo que derrotar en las urnas al que apoyó para la Cámara de Comercio. Freire, por sus malos consejeros, vuelve a perder, esta vez por 25 a 17 votos, y en la Junta Directiva de la CCE.