La doctrina llanera (ahí quedan los imputados, nos vamos los honrados) constituye todo un giro en las prácticas empleadas hasta ahora por los dirigentes y cargos públicos del PP que han tenido la desgracia de ser imputados por algún tipo de delito, particularmente los relacionados con la corrupción. No hay que estrujarse mucho el cerebro, en estado de sancocho en fechas tan asfixiantes, para concluir que lo mismo de “ahí se quedan los imputados” puede decirse de Soria, Manuel Fernández, Fabra, Bárcenas, Merino... que no abandonaron sus cargos públicos cuando resultaron imputados. Y algunos de ellos siguen en el machito para mejor proveer ante los órganos que conocen las causas de los aforados. Pero peor aún es concluir que, en base a las afirmaciones de Ángel Llanos, “los honrados” son los que no están imputados. Por no hablar del destrozo que el pibe de Ofra hace a la tan cacareada presunción de inocencia. Y aquí paramos, que se nos dispara la imaginación y la tecla hacia firmes altamente deslizantes.