Se ha lanzado por la senda de la oposición agresiva y echada al monte doña Pepa Luzardo, afición que es legítima y hasta entretenida para los escribientes de la prensa diaria. Pero no deja de tener su puntito de coña marinera que sea el PP el que critique gastos en banderas por importe de 4.000 euros después de haber sido el partido que invirtió 360.000 en la que Soria hizo instalar, a mayor gloria de su caudillismo, en la plaza de la Fuente Luminosa. O que se hable de los gastos de habilitación y amueblamiento de un despacho, el del ex concejal Rodolfo Espino, como si una silla giratoria de 1.500 euros pudiera ser más escandalosa que una mesa adquirida por Soria por 12.000. Pero lo más gracioso es que la poltrona de Espino y todos los muebles adquiridos para montar los nuevos despachos de Hacienda en la planta 4ª se compraron conforme a un contrato de suministros con una empresa del ramo que ganó un concurso a tal fin criado, ensolerado y fallado en la era Luzardo. Es decir, que se compró lo establecido, lo baremado y lo tasado por el PP.