La noticia ha corrido la tarde del jueves como la pólvora por Mogán. Y a Silverio, al que una buena parte de la Policía Local no puede ver ni de la mano de su señora esposa, agente del mismo cuerpo, por permitir al Sargento Jefe tantos desmanes, ya le han sacado punta en el pueblo: “se queda en la basura”. El primer teniente de alcalde es hasta ahora concejal de Urbanismo, Seguridad y Limpieza. Y la chanza no para de carcajada en carcajada: si le quitan el control de la Policía y el Gobierno canario le ha cateado el Plan General de Ordenación Urbana bajo investigación judicial en el caso Góndola, ¿qué le queda? Pues la basura. Todo un reto y honor, por otra parte, para cualquier servidor público que se precie y quiera tener de punta en blanco su municipio, añadimos nosotros. Lo que ya no da tanta risa es que el alcalde y su mano derecha de este mandato ni se crucen la vista en público, como sucedió el pasado sábado en un acto benéfico en Playa de Mogán. Está claro el divorcio irremediable entre estos dos principales imputados del caso Góndola, que lo siguen siendo y por mucho tiempo, a pesar de la tinta de calamar que lanza el PP en el pueblo por el auto último de la juez Mónica Oliva, que desimputa a encartados de cuarta fila.