El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Síndrome felipista en el waterfront
Nos faltan todavía muchas cosas que oír y que leer alrededor de la polémica del frente marítimo interior, exterior y medio de Las Palmas de Gran Canaria. Esa operación que vamos conociendo por fascículos y que amenaza con volvernos a todos locos de la cabeza a menos que alguien imponga un poco de cordura. Ya les hemos venido contando, a nuestra manera, cómo se han ido confabulando los hados para que nada se interponga en el camino de don Luis Hernández y allegados y se puedan producir las operaciones previstas. De los fuegos artificiales que esos allegados lanzan para distraer al personal, también les hemos dado cuenta porque a su vez nos hemos dado cuenta nosotros de algunos de esos castillos de colores. Los fuegos incluyen también, por lo que hemos podido leer este sábado pasado, alguna que otra reminiscencia de síndromes felipistas, aquéllos que tanto aquejan a las gentes del PP y que, como su propio nombre indica, consisten en echar la culpa de todos los males de la Humanidad a Felipe González y a su partido, incluido el fenómeno metereológico El Niño y la tocata y fuga de Bin Laden. Han buscado en el waterfront y han encontrado una excusa: un plan especial aprobado por la Cumac en los tiempos de un consejero de Política Territorial socialista. Claro que no cuentan que tal plan especial, promovido por el Ayuntamiento de la ciudad -único competente en la materia-, contaba con todos los informes técnicos favorables y que lo que hizo Política Territorial fue producir una aprobación sólo para determinar aprovechamientos al detectar un importante vacío en el planeamiento municipal. Por ahí morderán hueso.
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