Garde guardó silencio siempre, a pesar de que jamás se pudo imaginar que iba a encontrarse una Sociedad de Promoción de Las Palmas de Gran Canaria totalmente desvencijada, inhabilitada para asumir los retos que le encargaron. El PP no solamente había dejado seis millones de euros de deudas, sino una maquinaria más centrada en el Carnaval y en el turismo que en la cultura, salvo hitos mimados, como el Festival de Teatro y Danza o el Festival Internacional de Cine. No hubo posibilidad alguna de descentralizar, de llevar más cultura a los barrios, de dinamizar de manera cierta una ciudad que pocas veces ha tenido acontecimientos distintos a los que casi siempre son demandados por un núcleo bastante reducido de inquietos, cuando no de la élite pura. La cultura sigue siendo una asignatura pendiente para la ciudad, y así se refleja en los estudios que ha realizado estos meses el Ayuntamiento. Pero tampoco va camino de aprobarse en este mandato.