Por primera vez en años, casi diríamos que en siglos, se le ve al PSC con fuelle suficiente como para obtener un buen resultado electoral. De aquellos años en que costaba llenar el salón principal del Recinto Ferial de Canarias (600 personas) al reboso de este viernes pasado en el auditorio (más de 2.000 llenando dos salas), han sufrido mucho los socialistas canarios esa travesía por el desierto de la oposición. Pero en el acto de presentación formal de la candidatura de Jerónimo Saavedra a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria se respiraba otro ambiente. Además del lleno incontestable y delatador, al respetable le rebosaba euforia por los cuatro costados. Una euforia que los cuatro intervinientes (Álvaro Cuesta, José Miguel Pérez, Saavedra y Juan Fernando López Aguilar) rebajaron al rango de optimismo moderado. No hubo arengas especiales, ni gritos de exaltación socialista. Los ataques a la oposición, leves, de pasada y sin nombrar a un solo partido ni a un solo dirigente de los adversarios. Por no mencionar, no se mencionó la palabra corrupción en la hora y media de discursos.