El cambio de aparcamientos en la calle de la concejal Guadalupe del Río tiene revolucionados a los vecinos, que ven cómo por una venganza así han de sufrir ahora tener que aparcar en la acera donde hay más vados y más garajes, que es la más estrecha y donde están instaladas las farolas de la calle, lo que impide poder mover adecuadamente hasta los carritos de los niños, por no hablar de las filigranas necesarias para abrir las puertas de los coches y no mandarlas contra los báculos. Hemos contactado con el alcalde, que niega la mayor: ahí no hay venganza alguna, se trata de responder a una vieja demanda de los vecinos, que lo solicitaron por escrito en 2007. ¿En 2007?, le preguntamos no sin cierta retranca. “Sí”, reconoció el prometedor regidor, “pero ahora me lo ha vuelto a solicitar uno de ellos, en concreto Joaquín Galarza”, el famoso empresario importador. El resto de los vecinos, según la versión de Guadalupe del Río, está firmando un escrito en desacuerdo, lo que llevó este miércoles al operario municipal allí destacado a poner pies en polvorosa alegando que se le había estropeado la máquina de borrar y volver a pintar.