Dio mucho que hablar aquella teoría del PP canario extendida para salvar del expediente disciplinario a sus concejales imputados en casos de corrupción, particularmente en Mogán, tierra de buenos aguacates y mangos (con perdón). Dijo Soria en aquel entonces que Paquirrín y los suyos no habían robado, al fin y al cabo, a lo que nosotros añadimos, no sin cierto cachondeo, que tampoco habían matado o secuestrado a nadie. Por esa peregrina senda se adentró el presidente del PP canario para zafarse de las garras de la Fiscalía Anticorrupción al conocer que habían fracasado los intentos de algunos amigotes de sacarlo por la puerta de atrás: dijo que la cosa no le impresionaba. Dos días después, y seguramente un poco más impresionado, ha decidido cambiar de táctica y ahora emplea la descalificación del denunciante (vea lo que dijo en TVE), como si eso rebajara lo más mínimo el contenido de la denuncia.