De repente todos los partidos políticos con presencia institucional en Canarias han visto mermadas sus posibilidades de ofrecer pesebre a todos sus seguidores, familiares y asimilados, bien por apreturas de la crisis o bien por castigo de las urnas. De ahí que una gerencia en la Sociedad de Promoción de Las Palmas de Gran Canaria se cotice como cualquier deuda soberana periférica en los mercados financieros. Margarita Pérez da por seguro que volverá a la empresa pública en la que dejó un agujero de seis millones de euros y Jaime del Busto confía en que la Bolta le perdone aquel feo que protagonizó junto a Soria, cuando se negó a recibir a la rehabilitada concejala de Cultura por ser familiar de uno de los bomberos en lucha. No descarten que la temperamental e independiente concejala opte por la tercera vía, si bien parece descartarse que ésta tenga que ver con renovar al actual gerente, al que ya han comunicado que no cuentan con él, a pesar de su inapelable gestión. Pero es que no tiene carné, y hay que dar de comer al hambriento.