Juan Francisco Fonte eligió el peor momento de la historia democrática del sindicalismo español para ganar un congreso y hacerse secretario general de la UGT en Canarias. Porque ya se imaginarán ustedes lo agradable que tiene que ser dirigir uno de los sindicatos más importantes del país en la región con mayor incidencia del paro, a lo que debemos unir los marrones heredados, que no son nada despreciables. Uno de esos marrones es el conflicto de Fundescan, con sentencias de lo social bastante onerosas para las maltrechas arcas del sindicato, de donde mamaron muchos en el pasado sin que se adivine alguna intención de reclamarles las perras. Demasiados contratiempos para soportar encima que la secretaria de Organización y Coordinación Interna, Lupe Parrilla, de UGT La Palma) se estableciera por su cuenta y puenteara de manera sorprendente al mismísimo secretario general. Esa es al menos la versión oficial que ha trascendido de la sorpresiva dimisión de Juan Francisco Fonte, que la señora Parrilla se gobernaba sola, cursaba al personal del sindicato órdenes que contradecían a las de Fonte y pretendía, en contra de los criterios del jefe, unificar todos los servicios jurídicos de la casa.