Fantástico el acuerdo de la Cámara de Comercio que preside nuestro nunca bien ponderado José Miguel Suárez Gil. Les contábamos el otro día la enorme contestación que ha tenido en el mundo empresarial el brutal aumento de las cuotas camerales, ésas que son obligatorias desde el momento en que se expide el CIF. En el acuerdo, se arremete específicamente contra la presidenta de la patronal de la construcción por su posicionamiento ante el incremento. Resulta curioso que la Cámara plateada no se fije en el resto del empresariado, que también ha puesto el grito en el cielo por la subida, con la CCE al frente. Ni se acuerdan de la FEHT de Fraile, ni de la Cecapyme de Grisaleña, ni de la Aiva de Óliver Alonso, todos ellos con comunicados más duros. Pero claro, Verde -la presidenta de los constructores-, forma parte del pleno de la Cámara. Se ha creído Suárez Gil que estar a su lado basta para laminar la libertad de expresión en el resto de foros a los que se pertenece. Pero lo hay mejor. La estrategia plateada pasa por arremeter contra el Gobieno, como si las gestiones de nuestro hombre no tuvieran nada que ver con el aumento del 9%. Después de no haber hecho nada desde que se aprobó la ley en abril de 2003, pretende convertirse ahora en salvador del empresariado. Gestos de cara a la galería. Su desparpajo llega hasta el punto de advertir con convocar una gran concentración empresarial. ¿No teme que se le reviren y se concentren para pedir la supresión de la obligatoriedad de las cuotas? No se preocupen que ya está pactado todo con Mauricio y se anunciará una rebajita -ni de coña el 2%-. Por esta vez no se pondrá a prueba el poder de convocatoria plateado.