Podríamos remontarnos a Tindaya, a Jinámar, a Fañabé... Podríamos seguir por cómo se articularon las ayudas REA, o quién ha salido ganando efectivamente con el Aiem. Pero para no aburrir al respetable, centremos el esfuerzo en los dos últimos asuntos que tienen al mismísimo Gobierno de Adán Martín en el epicentro del escándalo. El primero es el de los casinos de juego. El Consejo de Gobierno aprobó en diciembre un decreto de creación de cinco nuevas licencias que no resiste la prueba del nueve, ni la del ocho, de existir. Sin informes favorables, sin el apoyo de todos los consejeros, sin criterio, sin argumentos... Sólo porque lo pactó Mauricio con Soria y con Adán Martín, el Gobierno que preside este último ha decidido imponer a la provincia de Las Palmas (la de Santa Cruz queda fuera inexplicablemente) cinco nuevos casinos. Lo advertimos aquí y se ha cumplido: el primer concurso ha sido para otorgar casino a un empresario concreto, Eustasio López, que lo venía reclamando desde mayo de 2003, cuando se comprometieron con él.