El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Cada vez menos química
Como les decíamos, esta nueva bronca entre CC y PP no acabará en ruptura del pacto, del eterno pacto al que parecemos predestinados los canarios. Rivero y Soria están condenados a entenderse, si no ahora en que ambos tienen que escenificar diferencias que incendien a sus respectivas parroquias, sí después de las elecciones autonómicas, que ya se sabe que las encuestas y las urnas las carga el diablo, y no siempre con la misma munición. Lo que empieza a ser un clamor, sin embargo, es la práctica desaparición de la química personal entre Soria y Paulino, por mucho que ambos guarden exquisitamente las formas en momentos solemnes, entre los que incluimos las reuniones del consejo de gobierno. Los expertos en soriásis dan por hecho a estas alturas que Paulino Rivero terminará pidiendo a Rajoy la cabeza de su hombre en Canarias antes de emprender cualquier tipo de acuerdo de futuro. No sería la primera vez, como recuerdan los mismos analistas: CC pidió una patada en cierta parte de la anatomía soriana cuando el presidente del PP canario ordenó que se votara a favor de la comisión de investigación del escándalo de Tindaya. Como recordarán, los muebles nacionalistas los salvaron los votos de Bravo de Laguna, Tomás van de Walle y Lorenzo Suárez. Soria se llevó un sonoro cogotazo de Génova, que lo tuvo enfurruñado y con el pico bajo tierra dos meses.
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