A estas alturas no podemos prever cuál será la especialidad del festival, si será de habaneras o de canción ligera, si de agrupaciones de pulso y púa o si de zarzuela, pero vayan apretándose el cinturón porque cuando se confirme que el Womad abandona Las Palmas de Gran Canaria, nuestro muy noble y leal Ayuntamiento se sacará un tinglado de la chistera con el que tratar de acallar las voces de los mosqueados vecinos. Porque todo, queridísimos, tiene la pinta de que no habrá Womad en 2011, y si el festival se establece en otra isla y triunfa, probablemente no regresará jamás a la capital grancanaria. Prepáranse, pues, para una exhibición notable de fuegos artificiales con los que el Ayuntamiento tratará de adornar esa pérdida, desde el coste del festival, 650.000 euros cada año (cuatro días, tres escenarios, talleres, veintitantos artistas...), a la negativa de la fundación Womad a buscar patrocinadores (no los busca en ninguna de las demás ciudades Womad del mundo), pasando por todo lo que se puedan imaginar y lo siguiente. El despliegue de fuegos ya empezó este miércoles con un comunicado en el que la Concejalía de Cultura culpa al PSOE, ¡al PSOE! de su propia decisión. Para añadir un dato absolutamente novedoso: además de los baños químicos, las vallas, la cartelería, la publicidad y prestar el edificio Miller, correr también con el coste del seguro del festival y con el montaje de los escenarios, siempre dentro de los 125.000 euros de tope fijados. O sea, imposible. Estas dos últimas aportaciones no estaban en la carta oficial que García Bolta envió a Womad, lo que nos hace sospechar que en el futuro veremos nuevas invenciones para cargar la culpa sobre la organización internacional del festival.