Había diputados que se lo estaban pasando verdaderamente bien con el espectáculo. Disfrutan refocilándose en el barrizal del cutrerío político en el que ellos mismos han convertido muchas instituciones canarias. El más encantado que parecía era el alcalde de Santa Cruz, Miguel Zerolo, que palmeaba su escaño como un poseso cada vez que había que aclamar alguna expresión que pareciera humillante para el líder de la oposición. Zerolo se entusiasmó sobremanera especialmente cuando Paulino habló de corrupción pero en sentido exactamente inverso al que marcan los jueces y el Código Penal. El presidente abogó por que se investigue lo dicho por el que fuera asesor de José Segura en la Delegación del Gobierno. Se llama Domingo Medina, es compadre y socio de algunas correrías de Miguel Zerolo, y declaró despechado que la Policía ha actuado en Canarias al servicio del poder político. La Policía está deseando que siga hablando.