'Cartas a un joven novelista', lecciones magistrales de Mario Vargas Llosa
MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Mario Vargas Llosa compila sus reflexiones acerca del arte de narrar en 'Cartas a un joven novelista' (Alfaguara). En esta obra, el Nobel de Literatura explica cómo surgen las historias o cómo cristaliza la vocación en obras literarias.
“Detrás de esas aventuras ficticias que encienden la imaginación de los lectores y los conmueven, hay no sólo intuición, fantasía, invención y una pizca de locura, sino también de terquedad, disciplina, organización, estrategia, trampas y silencios, y una urdimbre compleja que levanta y sostiene en vilo la ficción”, señala el Nobel de Literatura.
En este sentido aclara que 'Cartas a un joven novelista' no es un manual para aprender a escribir, sino un ensayo sobre la manera cómo nacen y se escriben las novelas, basándose en su propia experiencia. “Se trata, pues, de un libro muy personal y, en cierto modo, de una discreta autobiografía”, reconoce.
FORMA EPISTOLAR
Con el pretexto de una correspondencia entre el escritor y un joven que ambiciona serlo, Vargas Llosa repasa los hitos esenciales de la creación literaria plagada ésta de escogidas y precisas referencias de la literatura universal de la talla de Faulkner, Borges, Hemingway, Flaubert o Melville.
Por otra parte, Vargas Llosa explica que esta obra fue escrita a sugerencia de un editor que se proponía publicar una colección en la que practicantes veteranos de diferentes disciplinas se dirigían a un supuesto discípulo para confiarle los secretos de su oficio.
“Este proyecto no se llevó a cabo, pero la idea me gustó, me llevó a reflexionar sobre lo que venía haciendo desde había muchos años -contar historias- y éste es el resultado”, alega el autor.
A modo de despedida el autor sentencia el análisis de su discurso sobre la creación literaria: “he intentado describir algunos recursos de que se valen los buenos novelistas para dotara sus ficciones de ese hechizo al que caemos rendidos los lectores. Y es que la técnica, la forma, el discurso, el texto, o como quiera llamársele -los pedantes han inventado numerosas denominaciones para algo que cualquier lector identifica sin el menos problema- es un todo irrompible, en el que separar el tema, el estilo, el orden, los puntos de vista, etcétera, equivale a realizar una disección en un cuerpo viviente”.