EEUU recomienda permanecer a más de 20 kilómetros de la central de Fukushima-1
WASHINGTON, 08 (EUROPA PRESS)
El Departamento de Estado norteamericano ha reclamado este sábado a sus ciudadanos que permanezcan alejados de la central nuclear japonesa Fukushima-1 a no menos de 20 kilómetros, a raíz de “datos adicionales” suministrados por las “autoridades niponas”.
Siete meses después de que un terremoto y un posterior tsunami azotaran la costa noreste de Japón, causando la mayor crisis nuclear desde Chernobil (1986), Estados Unidos ha pedido a sus ciudadanos que se alejen de la planta de Fukushima-1 por “datos adicionales” aportados “por las autoridades japonesas que han permitido una evaluación más certera por parte de los científicos del Gobierno estadounidense”.
Esta alerta se extiende a su vez a los territorios al noroeste de la central nuclear que están calificados por Japón como “áreas de evacuación progresiva” que incluye a las localidades de Kawamatamati, Katsuraomura, Namiemachi y Minamisoma.
Asimismo, ha recomendado a sus ciudadanos norteamericanos a respetar las recomendaciones del Gobierno japonés en materia de evacuación y les ha urgido a abandonar de forma inmediata cualquier área que esté bajo dicho estatus.
Sin embargo, en aquellas zonas comprendidas a entre 20 y 80 kilómetros de la central Fukushima-1, el Departamento de Estado norteamericano ha lanzado un mensaje a los “visitantes temporales” que pretendan visitar Japón al precisar que “riesgos para su salud y su seguridad son”, por el momento, “bajos y la exposición no implica un peligro significativo
No obstante, aquellas personas que residan en dicha área han sido exhortados por la Administración estadounidense a tener “abundante cautela” a la hora de seguir las directrices esgrimidas por las autoridades locales. Mujeres embarazadas, niños y ancianos no deben permanecer a menos de 30 kilómetros de la planta, ha apuntado el Gobierno presidido por Barack Obama, según ha informado la cadena norteamericana CNN.
El Ejecutivo nipón prosigue trabajando para tratar de clausurar la central de Fukushima-1 y, por ende, eliminar todo conato de radiación, si bien los últimos indicios indican un ligero empeoramiento de la situación. Algunos sectores políticos locales y de la comunidad internacional reprocharon al Gobierno japonés de ocultar información sobre las posibles fugas de radiactividad de la planta.