Veintiséis polacos mueren en un accidente de guagua en los Alpes
Veintiséis peregrinos polacos murieron este domingo y otros 24 resultaron heridos, catorce de ellos graves, en un accidente de autocar en los Alpes franceses cuando regresaban a su país tras una gira por santuarios católicos europeos.
Para expresar su solidaridad y apoyo a las víctimas del siniestro registrado en la mañana de este domingo en una peligrosa carretera de los Alpes, el presidente polaco, Lech Kaczynski, viajó por la tarde a Francia, donde fue recibido por su colega francés, Nicolas Sarkozy, quien le expresó su “emoción” y “tristeza” por la tragedia.
Juntos visitaron a los heridos ingresados en su mayoría en el hospital universitario de Grenoble, donde horas antes habían hecho acto de presencia el primer ministro francés, François Fillon, el titular de Ecología y Transportes, Jean-Louis Borloo, y la de Interior, Michèle Alliot-Marie.
A su salida del hospital, Sarkozy dijo que estaba “conmocionado por la amplitud de la catástrofe” y aseguró que va a seguir “muy de cerca la evolución de la investigación” de las causas del accidente.
Por su parte, Fillon dio a entender a la prensa que el autobús siniestrado, también polaco, cometió una infracción y que nunca debería haber utilizado la carretera nacional N85, conocida como Ruta Napoleón, ya que es muy peligrosa y está prohibida a los transportes públicos, salvo en casos de derogaciones especiales.
El fiscal de Grenoble, Serge Samuel, estimó, por su parte, que aún es muy pronto para saber si el conductor del autobús cometió alguna infracción, ya que se encuentra entre los fallecidos y el segundo chófer está herido muy grave.
Investigación judicial
El Ministerio Público ha abierto una investigación judicial por “homicidios involuntarios” y los expertos han iniciado los análisis de los restos del autocar, que quedó totalmente calcinado.
Los testigos del accidente indicaron que el autobús circulaba a bastante más velocidad de la permitida y que parecía tener algún problema de frenado, por lo que se salió de la carretera.
La mayoría de las víctimas murieron carbonizadas, ya que el vehículo se incendió al impactar en la rivera del torrente La Romanche tras precipitarse al vacío después de arrancar en su trayectoria incontrolada los “quitamiedos” instalados a la entrada de una curva muy cerrada, que no consiguió tomar.
Esa carretera nacional, que une Grenoble y Cannes por los Alpes, es conocida por su peligrosidad, y especialmente el tramo del descenso de Laffrey, en cuya parte final se produjo el accidente, exactamente a la altura del pequeño pueblo de Notre-Dame-de-Mesage.
De casi ocho kilómetros de longitud y en línea recta, el descenso de Laffrey tiene una pendiente del 7%, por lo que está prohibido para vehículos de un cierto tonelaje que carezcan de un sistema especial de frenado.
Al inicio de la pendiente, un gran cartel en varios idiomas y con los símbolos de tráfico internacionales indica la prohibición de circular a todos los autobuses, salvo autorización expresa, y a los camiones de más de ocho toneladas.
Esa prohibición está en vigor desde hace 34 años cuando se estrelló en la misma zona un autobús belga y murieron 43 personas.
Ese punto peligroso de la Ruta Napoleón está a unos diez kilómetros del santuario mariano de Notre-Dame de la Salette, donde la Virgen se habría aparecido a dos niños en 1846, y a unos 30 kilómetros al sur de Grenoble.
Ese santuario, en el que los peregrinos polacos habían pasado la noche, era la última etapa de su gira por templos religiosos europeos que iniciaron el pasado 10 de julio y que les había llevado también al de Fátima, en Portugal, y al de Lourdes, en los Pirineos franceses, según fuentes consulares polacas.
La mayor parte de las víctimas originarias de la parroquia de Szczezin, en la Pomerania occidental (noroeste de Polonia), habían nacido entre 1930 y 1950, aunque había también algunos jóvenes y niños a bordo del autobús.
Las autoridades polacas, que van a conceder ayudas financieras a las familias de la víctimas, va a fletar un avión espacial para que éstas puedan viajar mañana si lo desean a Grenoble para estar cerca de los suyos.
Las autoridades francesas colaboran con los responsables consulares polacos en Francia para organizar la repatriación de las víctimas de la mejor forma posible, según dijo Fillon.