La primera calima intensa del año en Canarias viene acompañada de vientos de hasta 70 kilómetros por hora

Calima en la cumbre de Gran Canaria. (ALEJANDRO RAMOS)

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

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La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) mantiene activo el aviso de riesgo en las dos provincias de Canarias por fuertes vientos y calima.

El aviso amarillo está activo para todas las islas. El polvo en suspensión limitará la visibilidad a 3.000 metros, mientras que los vientos soplarán con rachas de hasta 70 kilómetros por hora excepto en La Palma. 

Según la previsión meteorológica, el viento será más intenso en los extremos suroeste y noreste de las Islas, con probables rachas muy fuertes en las vertientes norte de Tenerife y El Hierro y noroeste de La Gomera, y sin descartarlas en La Graciosa, al oeste de Fuerteventura y Lanzarote y en las vertientes norte y oeste de Gran Canaria. 

Se espera mar de fondo del norte con olas de 1 a 2 metros y visibilidad regular por calima. Este episodio de intrusión de polvo sahariano afecta a la visibilidad en los aeropuertos: a 1.600 metros en Gran Canaria, a 1.800 en Fuerteventura y Tenerife Sur y a 2.800 en Lanzarote.

De momento, la Aemet mantendrá activo el aviso hasta las 00.00 del lunes. La próxima semana se espera que una borrasca que se ha formado en los últimos días en el Atlántico deje precipitaciones que pueden ser fuertes en las islas más occidentales. 

Según el modelo europeo de predicción meteorológico ECMWF, este fenómeno se mueve en dirección al Archipiélago ante un episodio de altas presiones que invadirá la Península y Europa en los próximos días. Pese a todo, la gran espiral se frenará antes de llegar a Canarias, porque se encontrará con vientos del este que le impedirán seguir avanzando.

Recomendaciones

La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, a través de la Dirección General de Salud Pública, ante la presencia de calima en suspensión en la atmósfera, recomienda a la población tomar precauciones como evitar la exposición prolongada al aire exterior, mantener las ventanas cerradas y no realizar esfuerzos físicos al aire libre.

El polvo en suspensión contribuye a resecar las vías respiratorias y, en muchas ocasiones, se puede provocar un agravamiento de afecciones o síntomas relacionados con enfermedades respiratorias, tales como el asma, personas con enfermedad obstructiva crónica (EPOC) que hacen que aumenten las visitas a los servicios de urgencias y los ingresos hospitalarios en algunos casos.

La exposición a este contaminante puede producir molestias torácicas, tos, palpitaciones, fatiga o incremento a la susceptibilidad a infecciones respiratorias, al menos durante los cinco días posteriores al inicio del episodio.

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