“Regalar una pieza artesana es regalar cultura”

Javier Pérez Anglés y su compañera, Mari Carmen Cabrera, grabadora, en la Sala O'Daly. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

En estas fechas de consumo desaforado, la mejor opción es regalar piezas artesanas para apoyar a un colectivo que mantiene viva las tradiciones y que cuenta con un escaso relevo generacional. Javier Pérez Anglés se dedica a la joyería en plata y maderas nobles de la Isla desde hace más de 30 años y estos días expone sus obras en la Sala O’Daly de Santa Cruz de La Palma en la tradicional exposición navideña junto a otros artesanos de diferentes modalidades. “Regalar una pieza artesana es regalar cultura”, ha asegurado a LA PALMA AHORA. No obstante, entiende que “en el mundo en el que estamos viviendo se imponga la tecnología, que también tiene sus cosas buenas”. “La artesanía sólo la valoran los entendidos, en general, este trabajo no se entiende”, asegura.

Pérez Anglés elabora exclusivas piezas de joyería con plata y maderas nobles de La Palma como brezo, sabina y laurel. También incorpora a sus creaciones piedras semipreciosas entre las que se encuentran la amatista, lapislázuli y turquesa. Las piezas de este joyero tienen precios que oscilan entre los 50 y los 350 euros. “Mi sector es de los más caros, pero hoy es bastante difícil vivir de la artesanía, es más un complemento; en otra época sí era un medio de vida, pero en la actualidad gana la tecnología, que se impone incluso a la moda”, dice.

Este artesano percibe “cierto interés por muchas cosas, que viene motivado por el mundo que nos ha tocado vivir, pero hay que aceptarlo porque también tiene cosas buenas; tenemos que ir reciclándonos, algo que, por otro lado, siempre ha sido una constante en la artesanía”, comenta.

La tradicional exposición artesana de la Sala O’Daly, que se celebra cada año por las fechas navideñas, es un buen escaparate para el colectivo de artesanos. “Esta es la época más importante en cuanto a ventas, porque el resto del año casi está uno trabajando en el taller”, reconoce. “No pretendo que todo el mundo regale artesanía, porque el mundo va por otros derroteros”, insiste. “Hace treinta o cuarenta años el regalo casi obligado sí era la artesanía, porque escaseaba la oferta de otros artículos en el mercado, pero esa tendencia ha ido cambiando con el tiempo”, añade. “La artesanía es cultura, y si no compramos artesanía pues nos estamos separando de la cultura”, subraya.

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