Espacio de opinión de La Palma Ahora
Cuento de Navidad ¡Buenos días!
Se encontraban en la oscuridad de la noche. A esa hora, temprana o tarde, en que los semáforos iluminan las calles vacías. Se acercaban sus pasos hasta cruzarse sin decirse nada. Miradas clandestinas de soslayo. Sucedió un día, y el siguiente. Acaso también los anteriores sin advertirlo. Y otro más sin apreciar nada más que sus figuras, que dibujaban dos generaciones separadas por el tiempo y las experiencias vividas en mundos diferentes que, de pronto, se encontraban cada mañana en apenas un instante compartido entre las sombras.
Surgió una de aquellas mañanas. En la misma oscuridad, en el mismo tramo de la misma calle. A la misma hora, temprana o tarde, en que los semáforos iluminan las calles vacías. Como si una voz interior le advirtiera. No era aceptable que, tanto tiempo después, noche tras noche, se cruzaran de aquella manera, sabiéndose el uno al otro y, sin embargo, pretendiendo hacerse invisibles con el silencio. “Buenos días”, dejó escapar en tono suave, sin detenerse, con una leve inclinación de la cabeza. “Buenos días”, escuchó. La respuesta le llegó ya a la espalda y quiso advertir también una suerte de agradecimiento en aquello. Quizás no lo fuera en absoluto, quizás no lo esperaba tampoco. Quizás de no haber sucedido nada hubiera pasado. Pero se dio. Y respondió como si de algo cotidiano se tratara. Es la elegancia de los años vividos la que otorga el don de saber responder y cómo. A la mañana siguiente, en la misma oscuridad, en el mismo tramo de la misma calle. A la misma hora, temprana o tarde, en que los semáforos iluminan las calles vacías, se cruzaron de nuevo. “Buenos días”. “Buenos días”. Y siguieron sus caminos. Y se repitió al día siguiente y se seguiría repitiendo en los días sucesivos. Cada vez más sinceros, cada vez más esperados hasta que el saludo fue adquiriendo el hábito escondido de una sonrisa. “Buenos días”. “Buenos días”, y ambos sonreían sin saberlo, pues la penumbra no permitía advertirse los rostros más allá de las sombras.
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