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Desarraigo

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Imagina vivir toda la vida en un paraje que para ti es precioso, en un lugar lleno de belleza mires donde mires. Imagina incluso haber nacido ahí y que en ese lugar esté la casa en la que vivieron tus abuelos y donde también nacieron tus padres. 

Imagina ir al bar con tus amigos como cada mañana a tomar un cortado leche y leche (o lo que quieras) como solo allí lo saben hacer. Imagina reírte y estar de cachondeo con ese camarero que le cae bien a todo el mundo, porque es un tipo realmente único. 

Imagina que sales afuera al mediodía, un ratito antes de comer, y ves a tu vecino allí asomado, y decides decirle a ese que lleva ahí junto a ti y junto a tu casa toda una vida que venga pa' arriba un rato para probar el vino nuevo en la bodega, que no hay mejor aperitivo que el que se toma con amistad. 

Imagina despertar cuando el sol borra la sombra sobre la montaña. Y ese mismo día, imagina el atardecer que solo desde aquí, desde ese lugar que para ti es precioso, se puede ver. 

Y ahora, imagina que es 19 de septiembre de 2021 y vives en La Palma. 

¿Te imaginabas lo que estaba por venir? 

¿Te imaginabas este giro imprevisto e inapelable de la naturaleza? 

¿Te imaginabas escuchar en la televisión cómo las reporteras y reporteros llamaban a lo que estaba sucediendo un espectáculo natural? 

¿Te imaginabas que nunca más, nunca, ya nada iba a ser igual? 

Porque ese 19 de septiembre no solo fue el comienzo de una devastación sin precedentes, de miles de viviendas destruidas, de miles de trabajos sumados a la larga lista de ERTEs, de un cambio apocalíptico del paisaje, de millones de historias y recuerdos sepultados bajo la roca... 

Ese 19 de septiembre fue el comienzo de algo que aún ni siquiera ha llegado. Algo que en términos humanos es un drama del que todavía nadie habla, pero que está por venir. 

Porque ese día que todos tenemos grabado a fuego en nuestra memoria fue el principio de un desarraigo que nadie imaginó. Bueno, quizás sí, quizás lo imaginaron aquellos que ya lo vivieron en el 49. 

Fue el principio de familias que nunca volverán a su lugar, a su hogar. 

Fue el principio de amistades arrancadas de raíz y separadas por imperativo natural. 

Fue el principio de vecinos que nunca más volverán a serlo. 

Fue el principio del aislamiento y la desconexión, que aunque no queramos, vendrán. 

Ese día que explotó el volcán, ese fatal 19 de septiembre, comenzó el desarraigo que aún no ha llegado del todo. Pero que será ineludible e inapelable, como lo está siendo esta demostración de fuerza de la naturaleza. 

¿Sabes qué, volcán? Ese día demostraste que eres un auténtico cabrón. Expulsándonos, echándonos. 

Y es por eso que al menos yo voy a seguir llamándote por tu verdadero nombre. 

Pablo Ramón Rodríguez 

Sobre el autor 

Pablo Ramón Rodríguez es palmero, nacido en el barrio de San Nicolás en Las Manchas. En la actualidad es director Creativo Ejecutivo de la agencia de publicidad The Reactive Agency inoff de Madrid, colaborando con marcas e instituciones como Mahou San Miguel, B The Travel Brand, Ministerio de Justicia, Cabildo de Gran Canaria, Puleva y ACNUR, entre otros. Cuenta con diversos reconocimientos y premios en festivales publicitarios como Inspirational, Premios Eficacia, Premios Interactiva, Smile Festival o Best Awards. Es licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Antonio Nebrija y también licenciado en Psicología por la Universidad de La Laguna. A su actividad profesional suma su faceta de escritor amateur, siendo autor del libro de poesía Palabras (somoslapera, 2012). Y por encima de todo su pasión y devoción por la naturaleza y todo lo que rodea a la isla en la que nació, vivió y se crió.

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