¿Quién hace el favor a quien?

¿Quién hace el favor a quien? ¿Las personas que pretendemos comprar algo o los que nos atienden en los comercios de nuestra Isla? Muchos saben la respuesta, pero está no es real, porque hay una gran diferencia entre la respuesta correcta y nuestra experiencia. La pregunta, en sí misma, debería carecer de importancia, porque en estos malos tiempos, lo importante debe ser vender y vender bien. Pero el tópico no caduca. Los consumidores seguimos sufriendo malas caras de los comerciantes si visitamos su establecimiento y no les compramos algo.

En relación con lo comentado, comprobamos como un sábado a las 13:15 horas la mayoría de las tiendas de Santa Cruz de La Palma están cerradas. Aunque algunas cierran a las 14:00 horas, nadie se da cuenta que todavía hay gente que trabaja, y que trabaja por la mañana y por la tarde, por tanto tienen que dedicar los sábados a ver los artículos que necesitan.

Los textos escritos por el alumnado de bachillerato en un concurso impulsado por Radio La Palma Cadena Ser mencionó algunos comportamientos indeseables de los comercios de la Isla, pero un cambio de actitud, de orientación hacia el cliente, compre o no compre se hace necesario. Sin el olvidar a los turistas que nos visitan, a los cuales hay que atender de igual manera que atendemos a los locales. Hace unos días hacíamos un balance del trato que reciben los turistas en la vecina isla de La Gomera, y detectamos como en cualquier comercio, sacan un mapa y le indican al visitante cómo hacer para llegar a cualquier lugar, como se ofrecen para sacarles una foto, etc. Debemos de reconocer que en trato al turista, La Gomera nos lleva muchos puntos de ventaja.

Hace años era muy famoso en relación a la calidad del servicio que ofrecían en sus viajes el Club Méditerranée, entidad no tan famosa hoy en día, pero que sin lugar a dudas sigue siendo un referente en cuanto a la atención a los clientes. Podría aburrir al lector hablando sobre la calidad de servicio del Club Méditerranée, pero no es necesario, sólo indicar alguna de sus máximas:

-El cliente es el único juez de la calidad del servicio. Sus consejos son, por tanto, fundamentales.

-El cliente es quien determinar el nivel de excelencia del servicio, y siempre quiere más.

-La empresa debe formular promesas que le permitan alcanzar sus objetivos, ganar dinero y distinguirse de sus competidores.

Un solo ejemplo para mostrar la falta de orientación al cliente que tenemos en La Palma. Una persona necesitada por un despiste, solicita en un comercio una serie de ítems y una bolsa, la respuesta del dependiente con muy malas formas fue la siguiente: “Las bolsas cuestan dinero”, como si la persona no tuviera la intención de pagar todo aquello que adquiría.

Para finalizar expresar un deseo colectivo: que la cuestión aquí tratada pase a formar parte de la Historia de nuestra Isla, y que nunca más tengamos que volver a preguntarnos quién hace el favor a quien cuando entramos en un comercio.