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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Recuperar la producción agrícola tras el volcán

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Buena parte de la economía palmera la genera la actividad agrícola, y por ingresos, a pesar del auge del cultivo del aguacate, la platanera es sin duda la mayor generadora de riqueza.

Los efectos devastadores del volcán sobre el cultivo de plátanos en el Valle son muy lesivos para la frágil economía local y de la isla, y la recuperación hasta niveles anteriores al volcán será una tarea que consumirá muchos recursos, llevará tiempo, y difícilmente será completa.

Una empresa empaquetadora de la zona (SAT u OPP), en estas fechas, se encuentra con una disminución del 75% de la fruta cortada y un 60% de los empleados en ERTE. De los 22 millones de kilos de años anteriores, pasaron a 17 millones en 2021 y las previsiones para el 2.022 son de 7 millones de kilos de fruta. Creo que puede ser representativo del resto, o peor aún, en el caso de Covalle, en que el volcán arrasó además el edificio  y anexos.

Tal merma en la producción de plátanos, comienza, antes del volcán, con los temporales de viento y calor de agosto, y poco después, el volcán. Los daños afectan principalmente a la zona del Valle (aunque la arena llegó a otras partes de la isla). En este momento puede que existan unas 870 fanegas sin riego, de las cuales, 600 se encuentran en una de las zonas de mejor productividad de Canarias, en la costa desde las Hoyas al Remo. A pesar de la inversión en desaladoras y mezclas con agua, el resultado probablemente no podrá ser calificado de otra manera que de un fracaso, con un elevado coste. Probablemente todas las zonas sin riego pueden dar por perdidas las cosechas, y se verán obligadas a replantar buena parte de las matas, siempre que se asegure el agua. En esta zona privilegiada la replantación debe realizarse preferentemente entre julio y agosto; en otra época no se cortaría la fruta en el momento óptimo. En esta situación se encontrarían las zonas menos afectadas. Se necesitará para este verano del 2.022 agua y matas de replanta; si son 800 matas por fanega, podría acercarse a una cifra de 700.000 matas necesarias para todas las fincas, en el peor de los escenarios.

No sólo es el agua, son también los accesos por carretera que se deben realizar. De todos, el prioritario y que por volumen de fanegas resulta más rentable y urgente es precisamente el acceso a las Hoyas y Remo. Es impensable que para recuperar la actividad agrícola en esa zona se tenga que recorrer la mitad sur de la isla mientras no se construya a la máxima velocidad una vía que conecte el Valle con toda esa franja costera, que incluye además el núcleo turístico de Puerto Naos y a todos los residentes desde la Bombilla al Remo, quienes ya llevan demasiados meses fuera de sus viviendas. El bloqueo absoluto de toda actividad turística y comercial en Puerto Naos y el coste que supone en ERTE, ayudas a empresas y realojamiento de los desplazados, junto con las pérdidas agrícolas, creo que justifica con creces que en la construcción de una vía de acceso, paralela y simultánea a las canalizaciones para el suministro de agua de uso agrícola y potable, se inviertan todos los recursos económicos, humanos y materiales que sean necesarios y con carácter de máxima urgencia. Para el mes de julio restan poco más de 4 meses, y si no se dispone de vías de acceso y agua, pueden dar por semiperdido otro año de cosecha agrícola, la recuperación de la actividad turística y la vuelta a sus viviendas de los habitantes de toda esa franja costera. Considerando que una fanega en esa zona privilegiada puede dar 30 mil o más kilos de plátanos, podríamos estar hablando de unos 18 millones de kilos anuales, y la prolongación por un año de la situación de colapso económico. Quedarían otras 270 fanegas pendientes de agua de riego en el Valle, y en juego otros 8 millones de kilos de fruta anuales. Eludo citar datos del proceso de limpieza y recuperación o rehabilitación de los invernaderos caídos por motivo de la arena.

Esta sería la parte más sencilla de la tarea de recuperación agrícola del plátano. Existen además unas 200 fanegas aisladas por coladas de lava, aunque no arrasadas, que estarían sin acceso para vehículos y trabajadores, y sin suministro de agua. Una carretera que enlace la Costa con Puerto Naos, sólo sería parte de la solución; se necesitarían más viales secundarios y conducciones de agua para llegar a todas las fincas que se puedan, que, si no están replantadas en julio agosto, tendrían también una cosecha extra perdida.

Por último, y con carácter ya de catástrofe, se pueden encontrar unas 435 fanegas arrasadas y cubiertas por metros de lava. Totalmente perdidas. Si se quiere recuperar este suelo agrícola, al igual que la carretera y viales, se deberán rehacer las fincas  encima de las coladas, sorribando y roturando las fincas, y realizando viarios de acceso de vehículos y de suministro de agua de riego. De acometerse, será un reto complejo y muy costoso, que consumirá una cantidad ingente de recursos, y que al contrario que en las otras fincas afectadas, requiere un bien difícil de obtener; al menos medio metro de una capa de tierra apta para el cultivo. Sólo por fanega, se necesitarían al menos 2.600 metros cúbicos de tierra, a partir de ahí, dependerá de cuántas de las fincas arrasadas quieran recuperarse.

Allanar sobre la superficie de las coladas de lava 650 metros de una vía de 8 metros de ancho, para convertirla en carretera, equivale a la misma superficie que se necesitaría para allanar una fanegada de uso agrícola sobre esa misma lava. Este dato tan demoledor, supone que atravesar las coladas con una carretera de ese ancho, por la parte más extensa de las coladas (que son aproximadamente unos 3.500 metros) supone la misma superficie que recuperar una finca apta para el cultivo de 5 fanegadas y media…. Y podríamos estar hablando de 435 fanegadas cubiertas de lava, que habrá que cubrir de tierra y hacerles llegar accesos viarios y agua.

A priori, esa tarea de recuperación de fincas arrasadas sólo es viable si se consiguen ayudas económicas muy importantes. En los últimos tiempos, el precio de una fanega de plátanos en esas zonas arrasadas (incluyendo la transmisión en venta del histórico de subvenciones de las fincas) puede estar entre 250 a 300 mil euros (a veces más), dependiendo de la zona. Estamos muy lejos de las condiciones económicas y costes que cuando se hizo la misma tarea sobre las coladas del volcán de San Juan.

Si las hipotéticas ayudas, para estas fincas arrasadas, suponen que el propietario de la finca deba invertir más de 100.000 euros por fanega, incluso manteniendo las subvenciones del POSEI (mantenidas si manifiesta su voluntad de rehacer las fincas), y que el resto del coste de ponerlas en producción lo sufraguen las instituciones y se acometa con fondos públicos, ya el propietario deberá pensarse la viabilidad de esa inversión, especialmente si esa es su única fuente de ingresos y por edad (o salud) no puede trabajar personalmente las fincas, y requiere contratar trabajadores o ir a un contrato de arrendamiento o aparcería.

Esas estimadas 435 fanegadas (a la espera de tener datos contrastados), pueden suponer una producción de al menos 13 millones de kg de fruta anuales, conservar puestos de trabajo directos e indirectos de muchas familias y una inyección en la economía del Valle que habría que valorar. De no recuperarse, quizás se perdería una cantidad de suelo productivo algo menor que el que se ganó sobre las coladas del volcán de San Juan.

Entre las fincas arrasadas por el Volcán se encuentran todas las de la Fundación Canaria Doctor Manuel Morales, legado de un médico muy apreciado y respetado por sus conocimientos, no sólo en Tazacorte donde vivió y ejercicio, sino en el resto del Valle. La Fundación, que presido, invertía los beneficios de esas fincas en becas de investigación en ciencias de la salud, y en becar a médicos y otros facultativos del servicio canario de salud para aprender técnicas o protocolos clínicos innovadores, que contribuyan a mejorar la calidad asistencial de los hospitales públicos canarios. Esa es la finalidad de la Fundación que se lleva haciendo, ininterrumpidamente, desde su creación por el albacea testamentario don Gregorio Guadalupe Rodríguez. En lo que va de año 2022, con las fincas bajo la lava, ya hemos becado a tres médicos canarios que están terminando la residencia en hospitales públicos, para formarse en hospitales de península y extranjeros, donde están ahora aprendiendo técnicas y protocolos clínicos a los que no tienen acceso en nuestros hospitales, y que pondrán en práctica, al servicio de los ciudadanos, cuando se reincorporen a nuestros hospitales.

Los beneficios de las fincas que queremos recuperar tienen ese destino, conceder becas; los miembros del patronato no recibimos ninguna remuneración por nuestro trabajo de gestión. Con las fincas perdidas (unas 7 fanegas y media), perdemos la capacidad de destinar los beneficios que obteníamos en conceder becas; tenemos fondos económicos extras en bancos (que en este momento no dan rentabilidad), que bien podemos invertir en recuperar las fincas (si las ayudas son suficientes y no nos obligan a superar esa barrera de 100.000 euros por fanega), o simplemente invertir en activos bancarios, alguna finca en Tenerife o bienes inmuebles. Nuestro objetivo y aspiración es preservar el legado y las fincas originales, para mantener las concesiones de becas e indirectamente revertir en el Valle la actividad económica y puestos de trabajo que puedan generar las fincas; cualquier otro destino de los fondos disponibles, podría producir beneficios y mantener las concesiones de becas, pero no contribuiría indirectamente a crear actividad económica alguna en el Valle.

Todos los afectados nos movemos entre la incertidumbre y escasa información de los responsables políticos. En nuestro caso, nos hemos registrado en el registro único del Gobierno de Canarias, y ahora nos piden que aportemos información a Asprocan, y mientras tanto, el tiempo pasa sin tener información de cuál va a ser la hoja de ruta y tiempos de la recuperación. Toda la zona de las Hoyas al Remo requiere conocer ya, si cuando se deba replantar, estarán las carreteras y agua disponibles con antelación suficiente, y si dispondrán de la replanta necesaria; al igual que quieren saber fechas los que esperan retomar la actividad turística y económica en Puerto Naos o regresar a sus viviendas en toda esa zona costera. Igualmente, los que tienen las fincas aisladas, requieren saber cuándo contarán con accesos viarios y agua, porque deben programar la recuperación de sus fincas. Los que, como nosotros, tenemos fincas arrasadas necesitamos conocer cuál es el proyecto de recuperación, que no puede ser un conjunto de iniciativas particulares; de esta manera no parece viable. Debe ser iniciativa institucional, y se debe contar con los propietarios dispuestos a rehabilitar las fincas. Ya con el registro saben quiénes somos, y deben actuar con un criterio de corresponsabilidad, deben contactarnos buscando el modelo más eficiente y rápido para cada zona afectada, para intentar rehacer las fincas que los propietarios queramos recuperar.

Debe realizarse a la mayor brevedad una planificación y valoración de costes de todo este macro proyecto. Los tiempos de replanta son los que marcarán los plazos disponibles, y es manifiestamente más rentable invertir en acelerar el proyecto usando toda la maquinaria, trabajadores y materiales que se requieran, a tener que prolongar en el tiempo y mantener apuntalada una economía de mínimos. Mejor invertir en acelerar la recuperación activamente, que retrasar la recuperación y aumentar los costes de subvenciones y ayudas de todo tipo, que prolongarían en el tiempo la fragilidad de la economía de toda la zona afectada. Queremos recuperar la actividad económica y riqueza cuanto antes, participando activamente, y manifestando nuestras intenciones de recuperar los cultivos los que estemos dispuestos, y por supuesto, contar con las ayudas necesarias. Las instituciones implicadas (desde los ayuntamientos a la Unión Europea), deben ponerse las pilas, y los afectados necesitamos conocer con urgencia, información clara y transparencia, el proyecto a acometer, y los tiempos y las ayudas con que contaremos hasta ser autosuficientes, y recuperar para el Valle y la isla la actividad económica de este sector agrícola tan estratégico.

Aldo González Brito

Fundación Canaria Doctor Manuel Morales

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