No sé a qué se debe que el Sol ande tan caliente, tan cabreado, tal vez sea porque la Luna tan casquivana se deja querer por demasiados poetas, no sé, pero me producen cierta inquietud estos calores tan ‘cambioclimáticos’ en octubre, y no es por nada, pero quien esto dice afirma que jamás había sudado tanto un mes de octubre y eso que viví seis años en el Caribe. Voy a las tiendas a comprar ventiladores y me dicen que están agotados incluso en fábrica y que las únicas aspas que van quedando son las del jugador del Celta de Vigo Yago Aspas. Veo que se han vuelto también a poner de moda esos abanicos españoles tan manoseados y con tanto arte por nuestras tonadilleras. Para colmo leo un artículo científico que habla de tormentas solares que pueden terminar con nuestra civilización, civilización que no será una gran cosa pero que nos ha costado muchísimo llegar hasta aquí y es lo que hay, te guste o no te guste… Al parecer hace catorce mil años hubo una tormenta solar apocalíptica y si hubiese una igual hoy fundiría toda la electricidad del planeta y todas las comunicaciones, rampante digitalismo incluido, con muchísimos desastres globales que no es muy difícil imaginar. En fin, ahora ya saben ustedes porque no me quito el sombrero de la cabeza.