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La ‘caja de guerra’ y los bandos de buen gobierno en La Palma

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Cuando recordamos los llamados “bandos de buen gobierno” la imagen que nos viene es la del alguacil municipal dando lectura al texto del comunicado y convocando a las gentes, por calles y plazas, al toque de cornetín. El cornetín se utiliza en el ejército para dar órdenes a la tropa y de ahí pasó a los bandos municipales. Es un instrumento musical de metal más pequeño que la corneta y sin llave. 

Por el contrario, en la isla canaria de La Palma se convocaba al vecindario al toque de la llamada caja de guerra, tambor grande atado a la cintura o al hombro, para dar lectura al comunicado municipal.  

Con la voz especifica de caja de guerra el periódico semanal palmero La justicia, el 9 de febrero de 1899, recoge un comentario, critico e irónico, sobre la lectura de los bandos municipales con los toques, machacón y sonoro, de la caja de guerra.  Dice lo siguiente: 

“En tiempos del reinado de Doña Urraca los bandos públicos se anunciaban con repique de tambores; después se introdujo el sistema de pregones, y volvemos aquí a la antigua usanza, en términos que a lo mejor de la pesca tropezamos con D. Fernando, que, armado de caja de guerra o redoblante, (tun, tun, turrum) atormenta los oídos al pacífico vecindario.

En esto, D. José Miguel puede y debe decir algo: por que el es persona de grande ilustración y muchos merecimientos“. 

La referencia a Doña Urraca (1033-1101), reina de León, nos retrotrae a la Edad Media en la que la infanta dejó un marcado sello reivindicativo de los derechos de la mujer. No obstante, en el caso que nos ocupa, el cronista de La justicia, entiendo, que sólo usó el nombre de Urraca Fernández en relación a la lejanía del tiempo trascurridos en La Palma desde el siglo XI al XIX. En ese momento el periódico independiente estaba bajo la dirección de Luis Méndez Franco y el lema de la publicación rezaba: “Nada quiero con los políticos”. 

El toque de la caja de guerra y su “(tun, tun, turrum) atormenta los oídos al pacífico vecindario”, corresponde a la población de Santa Cruz de La Palma. Don Fernando debía ser el operario municipal y Don José Miguel debe corresponder a la persona de José Miguel Pérez Cabrera, en esos días nombrado Jefe de Policía de la capital insular. 

La utilización de este instrumento de percusión, tambor grande de amarrar a la cintura o al hombro, debió ser generalizado en toda la isla, para la lectura de bandos municipales. Valga el siguiente ejemplo del año 1890, nueve años antes que la noticia de la capital palmera, en el hoy municipio de Los Llanos de Aridane, según documento que se conserva en el Archivo Municipal, daba a conocer los mandatos municipales auxiliado de “toque de cajas para toda la población”. Dice lo siguiente: 

“En la villa de Los Llanos, a nueve de octubre de mil ochocientos noventa, reunidos en el salón consistorial los señores vocales de la junta municipal de Sanidad que suscriben, bajo la presidencia del señor alcalde accidental don Martín Pérez, se dio cuenta de una moción hecha por los vocales don Conrado Hernández, don Demetrio Pérez y don Tomás Demetrio Felipe, fecha de hoy, sobre que se reúna esta junta para tratar de la adopción de las medidas necesarias que exijan el mal estado higiénico en que se encuentra esta población con gran perjuicio de la salud pública. 

El Señor alcalde en vista de esto me ordenó que diese lectura al bando publicando con fecha veintiocho de agosto último, a toque de cajas para toda la población, lo que verifiqué yo el secretario en su consecuencia; la junta local de sanidad, teniendo en consideración todo lo expuesto, acordó una comisión compuesta de don Conrado Hernández de las Casas, don Demetrio Pérez y don Tomás Demetrio Felipe y el señor alcalde por una visita de inspección en el pueblo y por su resultado de cumpla exactamente lo dispuesto en el bando de buen gobierno de referencia“. 

Este documento acredita que el 28 de agosto de 1890 acompañado de toque de cajas” se dio lectura por la población el bando de buen gobierno sobre las obligaciones vecinales tendentes a la mejora de la higiene de la población. 

Hay que recordar que en esos tiempos las personas analfabetas, no sabían leer y escribir, predominaban en la población y la lectura, a viva voz, de estos bandos venían a suplir esta carencia educativa. 

Los antecedentes e introducción en La Palma de este instrumento musical de percusión se remontan a los primeros años de la conquista, formando parte de los útiles militares. 

Su origen miliciano lo acredita un inventario de los bienes posterior al fallecimiento del teniente capitán Mateo Pérez de la Cruz realizado en el lugar de Los Llanos en 1737 donde consta inventariado “una bandera de alférez y un tambor de guerra”. Pérez de la Cruz tenía su casa habitación en el actual inmueble nº 27 de la calle Real aridanense. Información facilitada para este trabajo por el doctor de ULL Jesús Pérez Morera, lo que agradecemos.  

La caja de guerra en la liturgia.

Entre 1687 y 1688, siendo mayordomo de fábrica Tomás Gómez, se adquiere un tambor que se compró para año nuevo y reyes con destino a la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios en Los Llanos de Aridane. Las fuentes documentales continúan corroborando este uso de caja de guerra en la liturgia aridanense. En las cuentas de fábrica de la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios del año 1855 refiere el abono “por una peseta pago como gratificación al que tocó la caja el sábado Santo a la Aleluya”.

Las iglesias palmeras contaban dentro de sus útiles de culto las llamadas popularmente “cajas de guerra” (tambor grande de sujetar al hombro o a la cintura). En el legajo de inventarios de 1871 del templo de Nuestra Señora de la Candelaria (Tijarafe) aparece la referencia que se echaba en falta una “caja de guerra” que aparecía inventariada en 1853. Debieron ser utilizadas en Pascua y otras ceremonias del calendario litúrgicos.

Hoy la iglesia de Tijarafe posee una caja de guerra que se utiliza en la peculiar Aleluya y en el toque conjunto de campanas y tambor desde la espadaña y en la procesión del Domingo de Resurrección.

Las cajas de guerra actualmente se han refugiado en manifestaciones de grupos folclóricos, en la Semana Santa de Tijarafe y en otras festividades locales desde la espadaña del templo de N. S. de la Candelaria conjuntamente con las campanas, con sones de tajaraste.

María Victoria Hernández, cronista oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (desde 2002), correspondiente de la Academia Canaria de la Lengua (desde 2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (desde 2009).

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