Ministerio de la Soledad

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El tema de conversación estrella a lo largo de este último año ha sido, indudablemente, el virus de la COVID-19. Con el objetivo de frenar los contagios, las autoridades sanitarias han impuesto una serie de restricciones que, en algunos casos, han supuesto un cambio drástico en nuestras vidas. Uno de los aspectos cotidianos que más se ha visto afectado ha sido nuestra vida social: restricciones de movilidad, distancia social, límites de aforo, etc., han dado lugar a una disminución significativa en nuestras relaciones.  

Es en este punto donde cabe hacer una reflexión. Por supuesto, a muchos nos gusta estar solos de vez en cuando, tener nuestro propio espacio. Pero ¿qué ocurre cuando la soledad viene impuesta por las circunstancias? Si bien para muchos de nosotros esta ha sido una situación nueva y extraña, para otros es algo habitual. Las personas ancianas o con enfermedades discapacitantes, entre otras, han motivado a investigadores, trabajadores sociales, psicólogos y demás profesionales a buscar soluciones para la falta de apoyo social y soledad. 

En Reino Unido ya se percataron de la necesidad de tomar cartas en el asunto, y en 2016, crearon lo que ahora denominan de forma coloquial el Ministerio de la Soledad (Minister for Loneliness). Se trata de un apartado ministerial cuyo objetivo es disminuir la sensación de soledad en sus habitantes. Para perseguir este objetivo se financian tanto intervenciones en poblaciones de riesgo como investigaciones científicas que aporten luz a cómo superar de forma eficiente este problema. Recientemente, Japón se ha visto en la necesidad de aplicar medidas para remediar la tendencia creciente de suicidios que se ha agravado durante la pandemia. De esta manera, los responsables en el país nipón han viajado a Reino Unido para estudiar la mejor forma de implementar su propio Ministerio de la Soledad

Con una cultura de trabajo estricta y un grave estigma asociado a la salud mental, los japoneses tienden a negar sus problemas psicológicos. Esto agrava su situación, al no recibir la ayuda apropiada. Reconocer un problema y aceptar la ayuda necesaria de un profesional puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas. 

En España no contamos con un análogo a este apartado ministerial, pero existen múltiples asociaciones y recursos a los que podemos recurrir cuando sentimos que nos falta compañía. Una de las herramientas más conocidas es el Teléfono de La Esperanza (Tenerife: 922 334 050 y Gran Canaria: 928 334 050), una línea gratuita y completamente anónima que funciona las 24 horas. Su finalidad es abordar los problemas de crisis emocionales que puedan afectar a una persona. Sus servicios van desde orientación e intervención, hasta programas de prevención en soledad en personas mayores. El Gobierno de Canarias también ha impulsado su propia línea (900 707 020) para personas mayores de 65 años que necesiten escucha u orientación, de forma gratuita. 

Otra de las iniciativas a las que podemos acceder es a Cruz Roja Te Escucha (900 107 917). Un proyecto que pone a disposición del usuario un teléfono gratuito atendido por psicólogos con una formación óptima para atenderlos, no solo con sus sentimientos de soledad, sino otros problemas psicosociales. En Canarias, su horario es de lunes a viernes de 9:00 a 13:00 y de 15:00 a 19:00 horas. Esta ONG, junto con la Fundación La Caixa, también lleva a cabo un Proyecto Final de Vida y Soledad dentro del programa Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas, con voluntarios que acompañan de forma presencial a las personas que, debido a que se encuentran en las etapas finales de su vida por vejez o alguna enfermedad avanzada, experimentan un estado de soledad no deseada.

Indudablemente, aún queda mucho trabajo por hacer para reconocer a nuestra compañera la soledad y lo que realmente supone en nuestra sociedad. Puede que esta pandemia haya supuesto un paso adelante en lo que se refiere a la concienciación de los problemas psicológicos, y, ¿quién sabe? puede que algún día podamos llegar a tener nuestro propio Ministerio de la Soledad.

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