Plátano: entre todos lo matamos…

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Plátano: entre todos lo matamos… ¿y el solito se murió? Parece que ese viejo refrán se puede cumplir para nuestro cultivo, motor económico casi exclusivo para la isla de La Palma.  Hagamos un punto y aparte para que no se convierta en punto final.

Soy consciente de las dificultades económicas en estos tiempos de pandemia, pero el problema es que la situación que vivimos no es solo  consecuencia del COVID-19 sino también de otros virus que hemos incorporado, por acción u omisión, en estos años.

Me ahorro, por conocido, el relato de lo que han sido estos años para nuestras producciones desde la plena incorporación al entonces Mercado Común, ni el papel de los palmeros en accionar la espoleta que posibilitó lo que parecía casi una utopía: la plena integración y por ello participar de la PAC. Atrás queda la OCM protectora de nuestros agricultores con tres pilares que garantizaban su supervivencia, argumentos que justificaron después la incorporación al POSEI, con ficha propia.

Este año tocaba renovación con la aprobación de la ficha financiera para el septenio 2021-2027, todo parecía favorable, acuerdo del Parlamento Europeo, Comisión… pero, sin que nadie sepa por qué, o sí, en la reunión de ministros de agricultura de la UE, se produce un paso atrás, abriendo la posibilidad de rebajar un 3,9% en la ficha financiera, añadiendo, eso sí, algo que no parece positivo, la posible participación de los Estados miembros para cubrir esa disminución. Al final, el Trílogo, Parlamento, Consejo y Comisión, en el último minuto, parece resolver la situación, pero solo por dos años.

Para rematar la faena, la transposición que plantea el Gobierno de España a una Directiva comunitaria en lo que se llama Proyecto de ley por el que se adoptan determinadas medidas urgentes en materia de agricultura y alimentación  cuyo trámite final contó con una “sorpresa”  por la  estrategia del PSOE al convencer a sus socios de gobierno de dar marcha atrás a la enmienda, que había prosperado en ponencia, la cual  excluía al plátano de su aplicación.

Llevo muchos años defendiendo que no es asumible que en pleno siglo XXI el agricultor, cuando corta su fruta, no sepa a qué precio se lo pagarán o incluso si no le cobrarán  por su manipulación y envío al mercado, luego el establecimiento de un precio y que además cubra los costes de producción debería ser de obligado cumplimiento. En esta situación es más que deseable y urgente esa Ley de Cadena Alimentaria, en tramitación, pero esa Ley no es suficiente si no preparamos los mecanismos de su aplicabilidad, como es la exigencia de  que las bananas que se comercialicen en la UE vengan avaladas por unos salarios dignos y unos tratamientos fitosanitarios como los que aplicamos aquí a nuestros plátanos, ni más ni menos que poner en práctica  el principio de reciprocidad avalado por la propia UE. Luego no parece justificada la posición  del Gobierno y del Partido Socialista y por tanto con urgencia se debería volver al texto de la ponencia, por lo menos, mientras se tramita la Ley de Cadena Alimentaria que ya ha iniciado su camino en el Congreso que modifica la actual ley de 2013.

Pero esto no es suficiente, tendremos que hacer aquí nuestra tarea, los cosecheros no pueden despedirse del plátano en la verada de su huerta y esperar a que sobre algo en la cadena y se lo puedan dar por su trabajo. Debemos exigir en nuestra OPP y la Asociación que los agrupa, Asprocan,  que cumpla con su compromiso en defensa del sector.                                                                 

Aquí  no se trata de judicializar la relación con Europa, sino trabajar, como lo había  hecho hasta ahora Asprocan, buscando aliados para defender nuestra situación en Europa y la búsqueda de mecanismos para evitar la competencia desleal de las multinacionales de la banana.

Hay que modernizar el instrumento con la participación, no solo de las OPPs, también ahí deben estar presentes las Organizaciones Profesionales Agrarias, los agricultores deben  ser los protagonistas del futuro del Plátano de Canarias para que la pregunta con la que empezaba esta reflexión no se convierta en afirmación.

Creo que la situación actual requiere de una actuación inmediata, supresión de la aplicación de esa ley aprobada por el Senado llevándola a lo aprobado en ponencia.

Tenemos capacidad y gente preparada que ha hecho bien las cosas, mejorando las explotaciones, cultivando cada vez más en ecológico, ahorrando agua en el riego… Tal vez nos falte utilizar fertilizantes orgánicos de nuestros ganaderos, palos y horquetas de nuestros montes, o hacer la publicidad aprovechando nuestros creadores… Concitando unidad y solidaridad y defensa unánime de nuestras producciones. Merece la pena el esfuerzo, todos somos necesarios aparcando nuestras legitimas diferencias y entendiendo que este momento requiere altura de miras. Ojalá sea un compromiso de todos; nuestros agricultores  lo merecen. Ojo, también nuestra isla y los que en ella vivimos.

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