Promesas de salud: ¿soluciones reales o espejismos peligrosos?
En el contexto actual, es esencial reflexionar sobre la responsabilidad ética que conlleva la organización de eventos y actividades que abordan temas de salud y bienestar. Los espacios culturales, al estar respaldados por instituciones públicas y financiados con recursos de la ciudadanía, deben cumplir con criterios rigurosos de calidad y ética, especialmente cuando se tocan cuestiones que pueden influir en la percepción y las decisiones de las personas en relación a su salud.
Me permito expresar mi preocupación respecto a la organización de ciertas charlas y talleres que abordan conceptos como el “origen emocional de la enfermedad” y el “sentido biológico del síntoma”, los cuales han tenido lugar en nuestra isla de La Palma. Aunque estos enfoques sugieren que las emociones y factores psicológicos pueden influir en la aparición y curso de las enfermedades, la relación entre estos factores y la salud física es compleja y no debe interpretarse de manera simplista. El riesgo de promover estos mensajes sin un contexto adecuado radica en que pueden ser malinterpretados y llevar a las personas a creer que son responsables directas de su estado de salud, lo que podría alejarles de tratamientos médicos efectivos y basados en la evidencia.
Por otro lado, el concepto de “sentido biológico del síntoma” ha sido cuestionado y desacreditado por la comunidad científica, ya que no existen pruebas empíricas que respalden estas afirmaciones. Sugerir que las enfermedades son respuestas biológicas adaptativas del cuerpo a situaciones emocionales no solo carece de sustento, sino que puede inducir a la adopción de prácticas sin fundamento que, además de no ser efectivas, resulten perjudiciales. El Plan para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias 2018 del Ministerio de Sanidad ya ha advertido sobre estos riesgos, subrayando la necesidad de que las instituciones públicas promuevan mensajes responsables y basados en la evidencia.
Imagínese, por un momento, que acude al Hospital Universitario de La Palma en busca de orientación sobre un problema de salud y le recomiendan prácticas como la orinoterapia o la hidroterapia de colon como tratamientos efectivos. Estas propuestas, además de carecer de validez científica, caen en lo escatológico y no tienen ninguna base sólida que justifique su uso. Este ejemplo ilustra la necesidad de que quienes difunden conocimientos sobre salud cuenten con la formación y cualificación adecuadas para evitar prácticas inadecuadas que puedan comprometer el bienestar de las personas.
Esta reflexión no se dirige a un evento específico, sino a todos los responsables públicos que financian proyectos, charlas o talleres con personas no cualificadas para hablar sobre temas de salud y bienestar. La promoción de este tipo de actividades con el respaldo de instituciones públicas y recursos de la ciudadanía puede legitimar discursos pseudocientíficos y generar desinformación con consecuencias graves para la población.
Por ello, es fundamental que las instituciones públicas se asesoren con el personal técnico adecuado y consulten a los colegios oficiales de las distintas profesiones sanitarias, quienes pueden proporcionar orientación sobre la idoneidad de los ponentes y los contenidos. Los colegios oficiales, como el Colegio de Psicología o el Colegio de Médicos, son entidades de referencia que aseguran que los profesionales cuentan con la formación y experiencia necesarias para abordar estos temas de manera rigurosa y ética.
Asimismo, hago un llamado a la ciudadanía para que, antes de participar en talleres o charlas sobre salud, se informen sobre la cualificación de los ponentes. Un paso sencillo es comprobar si el profesional está colegiado en el organismo correspondiente, ya que esto asegura que cumple con los requisitos legales y de formación para ejercer su profesión. La colaboración entre las instituciones públicas, los organismos colegiales y la ciudadanía es clave para proteger la salud y el bienestar de todos.
Promover una cultura de salud basada en el conocimiento científico es una tarea conjunta que requiere el esfuerzo de todos. Solo a través del trabajo colaborativo y el diálogo abierto podemos contribuir a crear un entorno cultural responsable y seguro, que fomente la educación crítica y constructiva sobre la salud y el bienestar de la población.
Darío García Rodríguez
Psicólogo colegiado (T-03816)
La Palma Psicología
Contacto: 603-259-115
Email: dariogarcia@lapalmapsicologia.com
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