“El ataque de perros a ovejas de raza palmera ha disminuido dramáticamente su censo”

Juan Capote es investigador del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

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El palmero Juan Capote, veterinario e investigador del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), una autoridad mundial en ganado caprino, muestra su preocupación por los continuos ataques de perros a ovejas de raza palmera en el municipio de Garafía. “Es un tema de extrema gravedad y debe ser abordado por la Dirección Insular de la Administración General del Estado”, ha asegurado a La Palma Ahora

“Para cualquier ganadero, que le maten a sus animales unos perros es una desgracia, pero cuando se trata de ejemplares de una raza en peligro de extinción es una tragedia, al menos desde el punto de vista zootécnico”, afirma. 

“Podemos hablar del esfuerzo que realizan unos propietarios, del trabajo que ha llevado el Cabildo de La Palma durante 35 años, pero, sobre todo, de la ingente cantidad de generaciones de palmeros que han dedicado gran parte de su vida a moldear y mejorar esa raza. Una raza que estuvo a punto de desaparecer hasta que el inolvidable Antonio Manuel Díaz Rodríguez localizó a los seis últimos ejemplares e inició un programa de cesiones desde la granja de San Antonio del Monte, que sigue hasta la actualidad”, recuerda Capote. 

Esta raza, subraya, “llegó a contar con más de 300 madres que, a tenor de los estudios realizados en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), producen corderos con carne más saludable que sus homólogos comerciales”. “El ataque de los perros ha hecho disminuir su censo dramáticamente, hasta tal punto de que el Gobierno de Canarias ha decidido incluir en las dos únicas granjas que posee (en el ICIA y en la Escuela de Capacitación Agraria de Tacoronte) un núcleo de ovejas palmeras para su conservación”, señala. 

El último ataque de perros a ovejas de raza palmera se produjo en días pasados en Hoya Grande, en Garafía, “una zona fuertemente castigada en la se han formulado numerosas denuncias con anterioridad por este mismo problema. La ganadería afectada en esta ocasión usaba las ovejas para limpiar los alrededores de la zona habitada y evitar incendios, un ejemplo de gestión del medio como el que hace el Cabildo de Gran Canaria a gran escala”, destaca. 

Explica que “atendiendo a la pauta de comportamiento agresivo, se deduce que los perros no son asilvestrados. Estos atacan de forma periódica para comer y en esta zona las agresiones se hacen de forma irregular. Existen algunos casos en los cuales los perros adquieren el vicio de matar sin más, pero en el que nos ocupa los cánidos han comido, por lo que, probablemente, no son atendidos de manera adecuada por su dueño o dueños”. 

Juan Capote tiene constancia de que “tanto la Policía Local de Garafía como el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, se han ocupado con anterioridad del caso”. “A pesar de su escasa dotación, el Seprona de La Palma ha demostrado sobradamente su eficacia, por lo que, si no han podido resolver este problema, es porque existe alguna traba que se lo impida. Desde mi punto de vista, la situación es de extrema gravedad y, por tanto, debe ser abordada directamente desde la Dirección Insular de la Administración General del Estado, que debe coordinar a todos los actores implicados en este lamentable tema”, concluye.

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