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“Mi viaje a China como presidente de la IGA es un servicio a un colectivo humano”

En la imagen, Juan Capote con dos trabajadores de una granja en una visita de campo.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

Su compromiso social le ha llevado esta vez a China. El veterinario Juan Capote, una autoridad mundial en ganado caprino, ha viajado este verano al 'gigante asiático' para intervenir en un congreso nacional en Shandong, provincia cercana a Beijing, donde ha tenido la oportunidad de conocer la realidad de “una pequeña parte” de este país “fuera de los circuitos turísticos y ligada a la producción agraria”, según ha explicado a LA PALMA AHORA. El próximo mes de octubre, “a pesar de la paliza del viaje”, volverá a China para hablar sobre la producción de leche caprina, porque este investigador, miembro de la Real Academia Canaria de Medicina, sabe que en una nación de estas dimensiones “el aporte alimenticio de la leche es superior al de la carne por unidad energética consumida”.

-¿Qué ha supuesto profesionalmente el viaje que ha realizado a China este verano?

-Si por beneficio profesional se entiende el engrosar un currículo, como muchas veces erróneamente pasa, ha supuesto muy poco. Es una ponencia más en un congreso en el extranjero, la cuarta en nueve meses. Si lo profesional se relaciona con eficacia y servicio a un colectivo humano, como ocurre en el caso de la International Goat Association (IGA), bastante. China es un gran país con 400 millones de pequeños rumiantes de los que dependen muchas familias. El hecho de que una asociación de productores tan grande, y en última instancia, el propio Gobierno chino, nos invitaran a estar allí, nos hace pensar que podemos ser útiles, y ese sentimiento da una gran satisfacción. La IGA cuenta entre sus miembros con la mayoría de los mejores especialistas en caprino del mundo. Por tanto, es lógico que las autoridades chinas se interesen por nuestro organismo. También estamos muy contentos con el exquisito atendimiento que nos dispensaron, y con poder conocer la realidad de una parte del país, pequeña, eso sí, pero fuera de los circuitos turísticos y ligada a la producción agraria. En un futuro tenemos previsto colaborar en un proyecto avalado por el Gobierno chino, lo que será enriquecedor para todos.

-¿En qué ha consistido su participación en este congreso?

-Como ha ocurrido en anteriores ocasiones, al ser presidente de la IGA, normalmente me toca abrir el congreso con una panorámica general del ganado caprino en el mundo, su problemática, los errores cometidos en otras partes y las recomendaciones para no repetirlos. Los otros dos compañeros de la IGA, el doctor Luginbuhl, de Estados Unidos y, el doctor Meza, de México, abordaron temas más específicos, con alto nivel científico, que tuvieron muy buena acogida. Quiero aclarar que tanto este viaje como los otros ocho realizados desde 2012, han sido financiados por los países organizadores, en su mayoría, o por proyectos europeos o de la ONU (IFAD). En ningún caso por el Gobierno de Canarias, que sí aporta el tiempo de uno de sus funcionarios, lo que no es poco. Nunca he tenido problemas de movilidad como investigador con mis superiores y tampoco he usado el tiempo que se me ha concedido para hacer algo que no fuera estrictamente profesional. Si cuento esto es porque me fastidian los comentarios sarcásticos de quienes piensan que estos viajes son una forma de hacer turismo a costa de las arcas de las administraciones locales. La movilidad de los científicos es algo imprescindible y no siempre agradable.

-¿Qué conoció en las salidas de campo?

-Hubo dos salidas, una consistió en una visita técnica del congreso y otra estuvo promovida por la Universidad de Shandong. En el primer caso, visitamos dos granjas de ovino, una de ellas de grandes dimensiones, y una feria ganadera de la misma especie, en la que tuvimos la oportunidad de movernos entre campesinos. Por cierto, que no estaban muy acostumbrados a la presencia de occidentales, así que la expectación fue mutua. En el segundo caso, en el que solo fuimos los miembros de la IGA y algún acompañante, conocimos una granja de caprino lechero que tenía una lechería y una tienda de productos lácteos en la ciudad. En ella se desarrolla un proyecto de la Universidad. Ahora estamos redactando un informe con sugerencias sobre la mejora de esta actividad, que en su momento puede ser extrapolable a otros colectivos de la sociedad. Fue muy interesante también ver el campo, donde se aprovecha hasta su último rincón, y los pequeños rebaños en pastoreo.

-¿Cuál es el censo de cabras y ovejas de China?

-China cuenta con 200 millones de cabras y otros tantos de ovejas. La población caprina es el 20% de la mundial (España tiene el 0,3%) y la gran mayoría de los animales se dedican a carne. Ahora se quiere promocionar la producción lechera, si bien la población humana no está familiarizada con el queso. Esto es muy importante en un país tan grande porque el aporte alimenticio de la leche es superior al de la carne por unidad energética consumida.

-En octubre asistirá a otro seminario en China sobre cabras lecheras. ¿Cuál será su aportación?

-El congreso de octubre es más específico y mucho más ligado a mi perfil profesional. Se trata de producción de leche caprina, por lo que voy a abordar aspectos más científicos, siempre dentro del panorama de la problemática mundial. Es lo que toca. La presencia extranjera será algo superior, con al menos cuatro ponentes, además de mí: otro español, una de EEUU, un egipcio y un israelita. Es una buena oportunidad para promocionar la genética española con posibilidades de exportación, incluida la canaria, y espero que el doctor Luque lo haga, ya que yo no podré porque voy representando a una organización internacional.

-¿Tienen algo en común las cabras chinas y las palmeras?

-Solo que son de la misma especie. La gran mayoría de cabras en China son para carne, para fibra textil, como la Cashmere, o para las dos cosas. Las nuestras son lecheras y presumo que muy alejadas genéticamente de ellas. Es curioso que los chinos consideren razas nacionales a poblaciones prácticamente idénticas a otras extranjeras, que habían importado hacía tiempo y quizás cruzado con algún animal local. Una vez que consideran que se han adaptado a las condiciones del país, ya le dan el carácter nacional. Es un criterio que difiere del empleado en Europa pero que tiene su lógica y debemos respetar.

-¿Qué es lo que más le sorprendió del 'gigante asiático'?

-Como bien indica la pregunta, lo que más te sorprende es la dimensión. Casi da vértigo. Desde el punto de vista profesional me sorprendió su capacidad de organización y la preparación de sus jóvenes. También el delicado trato de sus máximos dirigentes (su amabilidad y disposición). El gobernador de la provincia de Shandong viajó durante tres horas para almorzar con nosotros, con los miembros de la IGA. Esto tendrá más a menos importancia en lo relativo a su interés por nuestra aportación, pero hay que tener en cuenta que este señor gobierna en una provincia con el doble de habitantes que el total de la población española. Y, por supuesto, me sorprendió lo que asombra a todos los turistas: su historia, sus monumentos increíbles, sus comidas (tuve la oportunidad de probar alacranes asados) sus gentes... A pesar de lo que leas o de lo que te cuenten tus amigos que han viajado allí, no se hace uno una idea clara de lo que se va a encontrar hasta que no tiene los pies sobre el terreno.

DE TURISMO POR ASIA CON UNA CAMISETA DE LA SD TENISCA

El palmero Juan Capote, en el viaje que realizó a China para participar en un congreso sobre ganado caprino, se fotografió en la Gran Muralla, conoció la Ciudad Prohibida y hasta comió alacranes y medusas.

En el congreso sobre ganado caprino que participó en China el investigador y presidente de la International Goat Association (GIA) Juan Capote, asistieron un total de 600 personas y solo tres eran occidentales: él y otros dos compañeros. Los ratos libres los dedicó a “turistear” por el 'gigante asiático', y hasta llegó a fotografiarse en la Gran Muralla con una camiseta de la Sociedad Deportiva Tenisca. Este palmero, en sus viajes por el mundo, tiene la costumbre de promocionar a su equipo de fútbol en los lugares más emblemáticos y lejanos. Además de la Gran Muralla, conoció la Ciudad Prohibida y los Guerreros de Terracota, callejeó todo lo que pudo, visitó parques y mercados y 'tragó' también algo de contaminación. “El congreso fue en Shandong, una provincia cercana a Beijing, con muy poco turismo occidental -no vi a nadie- donde se encuentra la montaña de Confucio”, detalla. “A los tres investigadores nos recibió el gobernador de una 'pequeña' provincia de 100.000.000 de habitantes, que viajó durante tres horas para invitarnos a comer, lo que indica la importancia que le están dando al caprino”, dice. En esta estancia asiática, Juan Capote hasta se convirtió en “un artista comiendo con palillos”. Y probó de todo: alacranes, cigarras, medusas, lenguas de pato y huevos negros. Este último manjar, según explicó a LA PALMA AHORA, se elabora “macerando los huevos durante seis meses en una especie de vinagre; el aspecto es feo, pero están deliciosos”. El último día le entró la tentación de meterle el diente a un ciempiés asado pero no se atrevió porque esa misma noche tenía que coger un avión de regreso a España y desconocía qué efectos podía provocar semejante bicho en su aparato digestivo. Le pudo la prudencia, pero reconoce que se quedó con las ganas de degustar un crujiente quilópodo.

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