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Las riadas: el riesgo natural más frecuente en la Isla

Martín Macho / Martín Macho

Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. En La Palma, las avenidas torrenciales, dentro de los riesgos naturales, son las que con mayor frecuencia se producen, según se expone en el Plan Territorial de Emergencias de Protección Civil de la Isla. Pese a ello, continúan sin ser corregidos los puntos críticos de riadas por lluvias impetuosas, según los expertos consultados por LA PALMA AHORA. En este sentido, hace años, el Cabildo elaboró un anteproyecto de restauración hidrológico-forestal presupuestado en 44 millones de euros, pero de este documento sólo se ha ejecutado de forma puntual alguna obra, indicaron las mismas fuentes. Entre los entornos que precisan una actuación de las reseñadas características sobresale el barrando de Los Pájaros, en Santa Cruz de La Palma, en cuyo tramo final, situado en la parte alta de la avenida de El Puente, justo por encima del campo de fútbol del Mensajero, confluyen varias cuencas, según ha señalado a este digital un técnico en la materia. El cauce natural de las susodichas cuencas, en el aludido tramo urbano, recuerda, fue desviado por un túnel hacia el barranco de Las Nieves.

El citado especialista considera que, en estos momentos, el repetido tramo es uno los enclaves más conflictivos en la descrita cuestión y, por tal motivo, en su día se elaboró un proyecto de restauración hidrológico-forestal de la avenida de El Puente. Los trabajos tendentes a evitar o amortiguar los efectos de una posible crecida, aunque iban a ser financiados por el Ministerio de Medio Ambiente, quedaron pendientes al carecerse de los recursos económicos necesarios. El proyecto, en concreto, consistía en intervenciones contra la erosión del suelo, así como la realización de obras de estabilización de laderas con la colocación de diques de hormigón y gaviones.

En la Isla, las zonas más delicadas en caso de lluvias torrenciales, según el geógrafo Tomás Sentís, se localizan en cinco puntos: cuenca de El Llanito, en Las Breñas; vertientes del barranco de San Blas hacia el sur, en Mazo; comarca del noroeste, desde Garafía hasta la divisoria con el barranco de Las Angustias; y las vertientes del barranco de Los Pájaros y los barrancos tributarios (afluentes), en Santa Cruz de La Palma.

Sentís, autor de un estudio sobre las zonas de riesgos torrenciales en la Isla, apuntó a este digital que “no se debe alarmar, pero sí educar en estas cuestiones a la población, especialmente a los escolares”.

Borrascas del Atlántico

Las grandes avenidas, en La Palma, “se producen como consecuencia de la llegada de borrascas procedentes del Atlántico muy cargadas de humedad, afectando generalmente a toda la Isla, y que, al superar la capacidad de absorción de agua del terreno, provoca su escorrentía”, según se explica en el Plan Territorial de Emergencias de Protección Civil de la Isla. “La situación se agrava”, continúa indicando, “en aquellas zonas en las que confluyen varios barrancos, como es el caso de La Caldera de Taburiente o en el barranco de Las Nieves, donde el agua escurre sobre barrancos secundarios hasta unirse a la red de drenaje. Esta red transporta el agua a cauces cada vez mayores, formándose una 'onda avenida' que se propaga por el cauce, que en ocasiones produce un aumento repentino del caudal en zonas generalmente secas”.

La acumulación de precipitaciones “en ciertos sectores de la Isla”, señala, “producen un crecimiento espectacular y repentino de barrancos habitualmente secos que, en ocasiones, puede suponer un grave peligro para las personas y bienes si no se toman las debidas preocupaciones”.

Al efecto, subraya que “no se deben olvidar las inundaciones de enero de 1957 donde las máximas intensidades de lluvias se contabilizaron en el Este de la Isla”. Recuerda que “el desbordamiento de los barrancos de Aguacencio y Amargavinos, en Las Breñas, produjo la formación de una barranquera de 100 metros de ancho, por donde discurrió un aluvión que arrastró ingentes cantidades de materiales, y que ocasionó la desaparición de numerosas viviendas y la muerte de 32 personas”.

También menciona las avenidas producidas en La Caldera de Taburiente el 20 de noviembre de 2001 que “causaron la muerte de tres personas que, ajenas las fuertes lluvias en las zonas altas, transitaban por el barranco de Las Angustias”.

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