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Las aguas que rodean La Palma se calientan 0,3 grados por década y se están ‘tropicalizando’

En la imagen, especie 'Halimeda incrassata' en Roque de Niares, a 40 metros de profundidad. Esta especie es de origen tropical y se está extendiendo por otras islas del Archipiélago. Fue detectada por primera vez en 2008.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

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El biólogo marino Carlos Sangil, doctor en Biología e investigador del proyecto Comunidades marinas y cambio climático de la Universidad de La Laguna, participa este martes, a las 21.00 horas, en el núcleo de Puerto Naos de Los Llanos de Aridane, en el Festival del Mar con una conferencia-coloquio sobre Acidificación de los océanos y los cambios en el estado de conservación de los fondos rocosos de La Palma en los últimos 10 años. Sangil expondrá los principales cambios que han sufrido las comunidades marinas de La Palma en la última década.

“En La Palma, como en el resto del Archipiélago canario, los cambios en la diversidad marina provocados por el calentamiento global son muy evidentes desde hace ya varios años. La Palma, como El Hierro, situada en el extremo occidental y más cálido del Archipiélago, presenta una biodiversidad con un claro carácter subtropical, carácter que se ha acrecentado las últimas décadas puesto que las aguas que rodean a La Palma se están calentando a un ratio de 0,3ºC por década”, ha asegurado a este digital. “Este cambio en la temperatura y sus correspondientes cambios en la biodiversidad se ha denomina tropicalización. Básicamente este proceso consiste en un cambio de abundancia de las diferentes especies en función de su tolerancia a la actual temperatura de las aguas de la Isla”, explica. “En la tropicalización, especies que requieren aguas más frías a las actuales, pero que en antaño, con las condiciones del pasado, podían ser incluso abundantes en nuestras costas, están desapareciendo ya que la actual temperatura impide un óptimo crecimiento de sus poblaciones. Ejemplos hay muchos, pero sin duda los más claros y evidentes son la reducción en la abundancia de algunas macroalagas como el mujo picón o amarillo (Treptacantha abies-marina) que formaba prácticamente una orla por todo el litoral en sus primeros metros de profundidad, o los gelidios (Gelidium canariense, Gelidium arbusculum) que se desarrollan en la vertiente nordeste y este de La Palma”, expone. “Estas especies tienen la particularidad de que son estructurantes, es decir, formadoras de hábitat que incrementan la biodiversidad en aquellos lugares donde crecen, y por lo tanto su desaparición también lleva aparejada la pérdida de todas las especies que dependen de estas macroalgas”, subraya. “En el caso de Gelidium canariense se trata de una especie endémica, con una distribución muy restringida a solo algunas islas del Archipiélago”, precisa.

“Otra consecuencia del proceso de tropicalización es que las especies con afinidad por aguas más cálidas, presentes en La Palma o en el Archipiélago, encuentran ahora unas condiciones más favorables para su desarrollo y por tanto tienen un escenario que mejora su competitividad, por lo que se están expandiendo por los fondos de las islas. Este podría ser el caso de algunas especies de peces, invertebrados y macroalgas. Por último, dentro de este proceso está la proliferación de especies claramente tropicales y que se han establecido y expandido en las islas muy recientemente”, dice.

“El Archipiélago canario se sitúa en un contexto geográfico donde fuertes corrientes marinas conectan a las islas con regiones alejadas; estas corrientes en un símil serán como autopistas que trasladan a las especies de un lugar a otro, principalmente en sus estadios iniciales de desarrollo propágulos o larvas. En el pasado, las especies que provenían de regiones tropicales se encontraban con una fuerte barrera ambiental que era la menor temperatura de La Palma. Sin embargo, con el incremento de la temperatura, esta barrera que impedía que estas especies se asentaran y proliferaran en estos fondos, se ha roto o debilitado y, en consecuencia, aparecen muchos organismos tropicales”, resalta. “Algunos de ellos son las algas verdes Halimeda incrassata o Penicillus capitatus, que fueron detectadas hace pocos años y que presentan hoy por hoy importantes poblaciones en la Isla. Estas especies crecen sobre fondos arenosos estables, condiciones que solo se dan en el este de la Isla y a partir de unos 20 metros de profundidad. En el caso de estas especies, su llegada a La Palma puede ser considerada positiva, puesto que han ocupado arenales submarinos donde la biodiversidad era muy baja, o donde entran en competencia con muy pocas especies autóctonas. Las poblaciones de estas especies son actualmente refugio, hábitat y recurso de múltiples especies”, afirma.

Otro de los impactos derivados del cambio climático al que se verá sometida la biodiversidad marina de La Palma es, sostiene Sangil, la acidificación del océano. “El CO2 que provoca el efecto invernadero y el consecuente calentamiento de la biosfera, es también absorbido, en un 30% aproximadamente, por los océanos. El problema es que en los medios acuáticos este gas no es inerte, sino que reacciona con el agua rompiendo el equilibrio del sistema de carbono inorgánico y provocando el descenso del pH”, advierte. “En un mar acidificado, la calcificación (proceso por el cual los organismos incorporan carbonatos a sus estructuras biológicas y para el desempeño de múltiples funciones) disminuye. Por otro lado, el proceso de asimilación de carbono y balance fotosintético de los macrófitos marinos también variará, favoreciendo o estimulando el crecimiento de algunos grupos de macroalgas frente a otros”, añade. “Hasta el momento, el impacto de la acidificación del océano no es grave, aun así, ya se ha demostrado que está afectando al proceso de calcificación de los organismos. Sin embargo, para finales de siglo cuando el pH en el agua de mar baje de 7,8 unidades de pH (actualmente es de 8,03 unidades) el impacto sobre la vida marina será incluso más pernicioso que el calentamiento del océano. Actualmente existe enorme incertidumbre sobre los impactos de la acidificación y la respuesta global y conjunta de las comunidades de organismos que constituyen un ecosistema. Sin embargo, existen en el mundo una veintena de lugares donde el CO2 proveniente de la actividad volcánica acidifica de manera natural el agua de mar creando un análogo, un escenario similar a los mares del futuro. Uno de estos lugares se sitúa en la costa de Fuencaliente, y es, por decirlo de alguna manera, una ventana abierta a la biodiversidad marina del futuro en condiciones de acidez”, concluye.

El Festival del Mar de La Palma está organizado por la empresa pública Sodepal, dependiente del Cabildo, y desarrollado por la Asociación Isla Azul, que un año más trata de concienciar sobre la importancia de la sostenibilidad y el respeto por la biodiversidad de los fondos marinos.

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