El juez Velasco procesa a seis presuntos etarras por el asesinato del empresario Ignacio Uria

MADRID, 14 (EUROPA PRESS)

El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco ha procesado a seis presuntos terroristas por su participación en el asesinato del empresario Ignacio Uria, perpetrado por ETA el 3 de diciembre de 2008 en la localidad guipuzcoana de Azpeitia. De los seis imputados, dos se encuentran en prisión en España, otros tres están encarcelados en Francia y el último, huido de la justicia.

Se trata de Beinat Aguinalde Ugartemendia, Ugaitz Errazkin Telleria y Manex Castro Zabaleta, miembros de comando de 'legales' de ETA denominado 'Asti', y Joanes Larretxea Mendiola y Iurgi Garitagoitia Salegui, integrantes de un grupo de 'liberados' de la banda llamado 'Ezuste'. Según el juez, los cinco habían “tramado y decidido de común acuerdo” acabar con la vida del empresario vasco.

El sexto acusado es Iraitz Santa Cruz Ugalde, a quien se le atribuye un delito de colaboración con organización terrorista por haber prestado un coche a Aginalde, “conociendo que se iba a usar en una acción terrorista en nombre de ETA”.

Los dos procesados que se encuentran en España deberán comparecer en los próximos días para la toma de declaración indagatoria. Respecto a Santa Cruz, Velasco ha decidido mantener su prisión provisional por esta causa dado el riesgo de fuga que existe, mientras que Castro Zabaleta deberá pasar por su despacho para que se le comunique su prisión provisional por esta causa, ya que se encuentra encarcelado por otros hechos.

Aguinalde, Larretxea y Garitagoitia se encuentran encarcelados en Francia, donde fueron detenidos, respectivamente, entre febrero y octubre del pasado año. Según el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, el primero de ellos --detenido junto al ex número 1 de ETA Ibon Gogeaskoetxea-- también habría participado en la muerte del concejal socialista en Mondragón Isaías Carrasco. El único huido en estos hechos es Ugaitz Errazkin, para quien el juez Velasco ha ampliado la orden de búsqueda y captura decretada en el ámbito de la Unión Europea, al ámbito internacional.

ROBO DEL VEHÍCULO USADO PARA MATAR A URIA

Según el auto del titular del Juzgado Central de Instrucción número 6, el 3 de diciembre de 2008, Larretxea y Garitagoitia interceptaron al propietario de un vehículo que se disponía a hacer una excursión por el monte y, tras encañonarlo con un arma de fuego, le hicieron entrar en la parte trasera del coche, un Alfa Romeo, donde le colocaron unas gafas que le impedían la visión y unos auriculares con música.

Los dos presuntos etarras le trasladaron en su propio vehículo hasta el barrio de Itziar de la localidad de Deba (Guipúzcoa), donde esperaban los tres miembros del comando 'Asti' con el vehículo que les había prestado Santa Cruz, “para la realización de esta acción” y en el que le obligaron a introducirse, siendo custodiado en todo momento por Castro y Garitagoitia.

Al cabo de unas cuatro horas, cuando el resto del grupo había perpetrado el asesinato, el hombre fue conducido hacia una cabaña, donde se le dejó atado y se le advirtió de que su coche iba a ser quemado. Minutos después, logró soltar la cuerda que le apresaba los pies y pudo escapar corriendo para dar alerta a la Ertzaintza.

Mientras los dos presuntos etarras vigilaban a esta persona, Aginagalde, Mendiola y Errazkin se desplazaron en el Alfa Romeo hacia Azpeitia, donde sobre las 13.05 horas avistaron, gracias a la “información que les transmitían terceras personas no localizadas”, a Ignacio Uria, entonces propietario y miembro del Consejo de Administración de la empresa Altuna y Uria, una de las adjudicatarias de la construcción del AVE en el País Vasco.

“TRES DISPAROS A BOCAJARRO”

Tras bajarse del coche, uno de los tres presuntos etarras, disfrazado con barba postiza“, cruzó la avenida y se acercó hasta Uria, cuando se incorporaba en el asiento de su vehículo, ”disparándole a bocajarro tres disparos con una pistola semiautomática del calibre 9mm“, que después se guardó en la parte delantera del pantalón, y provocando al empresario lesiones encefálicas y tronco encefálicas sobre médula y cerebro de imposible curación, que acabaron con su vida.

Después, el autor de los disparos se volvió a montar en el coche y los tres presuntos etarras volvieron hasta Itziar, a buscar a quienes permanecían con el secuestrado. Tras incendiar el coche usado en el atentado, los cinco se marcharon en el Volvo, que fue devuelto a Santa Cruz días después.

El atentado fue reivindicado por ETA en un comunicado publicado por 'Gara' el 21 de enero de 2009, en el que la banda asumía la “ejecución” de Uria, por “la responsabilidad asumida en el trabajo de la construcción de un proyecto impuesto a Euskal Herria, el tren de alta velocidad, y por negarse a pagar el impuesto revolucionario”.

GRABACIONES EN VÍDEO DE SUS MOVIMIENTOS

Entre las pruebas a las que se refiere el magistrado para el procesamiento de los presuntos etarras, se encuentran las imágenes captadas por una cámara situada en la carretera que va del alto de Itziar a Azkoitia, por alto de Azkarate, en las que se aprecian movimientos que coinciden con los hechos relatados.

Así, a las 9.57 horas se observa a un Volvo con las características del prestado por Santa Cruz a los cinco presuntos etarras que se dirigie a Azkoitia. A las 10.26 horas, se observa un vehículo Alfa Romeo, igual al robado y posteriormente quemado, que es seguido del Volvo citado anteriormente, circulando a gran velocidad en sentido de Azkoitia a Itziar.

Dos horas después, a las 12.21 horas, se ve al Alfa Romeo circulando de Itziar a Azkoitia (presumiblemente hacia Loiola) y finalmente, a las 13.25 horas, se observa al Alfa Romeo volviendo de Azkoitia hacia Itziar, supuestamente tras haberse cometido el atentado.

En el sumario figura también un estudio de tránsitos telefónicos de dos móviles supuestamente usados por el grupo para la ejecución de la acción, comprados y activados el día antes del atentado, a través de una llamada efectuada entre ambos, para “reconocer la zona de los hechos”, y usados después del asesinato para comunicar al grupo que estaba con el secuestrado que se había matado a Uria.

Además, también aparece un informe de inteligencia que señala el “gran conocimiento” que de la zona del secuestro tenía Iurgi Garitagoitia, ya que su familia tenía una vivienda “a 400 metros del lugar donde quemaron el Alfa Romeo tras el secuestro”.

Igualmente, se aporta la declaración de un testigo protegido, que presenció el asesinato, y que describió al autor del disparo como un “varón con barba postiza y gorro de entre 1,80 y 1,85 metros de altura, unos 95 kilos de peso y entre 30 y 35 años de edad, de complexión fuerte”, que “corría, tras disparar tres veces, torpemente hasta meterse en el asiento del copiloto del Alfa Romeo y huir”.

También se incluye las declaraciones policiales de José Agustín Camacho y Miren Josune Balda, que mantenían refugiados a los 'liberados' Garitagoitia y Larretxea y que señalaron que el día de la muerte de Uria los dos se fueron sobre las 7.00 horas y volvieron sobre las 18.45 horas “en un estado de sofoco y nerviosismo”, para ponerse después a limpiar sus armas.

Con todos estos indicios, el juez Velasco atribuye a los cinco presuntos autores del atentado los delitos de detención ilegal terrorista, robo de uso de vehículo a motor intimidatorio con fines terroristas, asesinato terrorista, pertenencia a organización terrorista y dos delitos de daños terroristas. A Santa Cruz, el magistrado le considera culpable de un delito de colaboración con banda terrorista.

(EUROPA PRESS)

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