La batalla por el relato de los montes submarinos de Canarias

Marcado en amarillo, el archipiélago submarino donde se encuentra el monte Tropic. Imagen del IEO. Efe.

Toni Ferrera

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Al suroeste de las Islas Canarias, en las profundidades del mar, se levantan decenas de montes submarinos que han despertado la atención de investigadores, empresarios y gobiernos del mundo entero. Todo comenzó en 2010 y se multiplicó en 2016, cuando un buque británico del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido exploró el Monte Tropic, situado a 463 kilómetros al sur del Archipiélago, y concluyó que allí se hallaba la mayor reserva de telurio del planeta, un material “estratégico” para la elaboración de placas solares y otras energías renovables. A partir de ahí comenzaron los movimientos. La Unión Europea ha instado recientemente a los Estados Miembros a investigar estas zonas para conocer a fondo el valor que tienen. Y los últimos capítulos indican una guerra por el relato sobre qué hacer al respecto: los ecologistas piden que esos enclaves bajo el Atlántico sean declarados Áreas Marinas Protegidas, mientras que los científicos esperan que España impulse la exploración para realizar estudios a gran escala y despejar la X de “las islas del tesoro” de Canarias. 

El pasado lunes, Unidas Podemos pidió explicaciones en el Congreso de los Diputados al Gobierno central sobre las presuntas nuevas inspecciones que está llevando a cabo un buque inglés sobre el Monte Tropic, como denuncia la asociación Ben Magec-Ecologistas en Acción. La formación morada ha presentado una batería de preguntas y ha cuestionado la viabilidad de la campaña. “Queremos saber cuál es el fundamento legal con el que se han autorizado estas investigaciones mineras submarinas, una vez que no consta que se hayan otorgados permisos de investigación o exploración, ni evaluado los impactos ambientales de dichas exploraciones”, esgrimió Juantxo López de Uralde, miembro del partido.

Javier González Sanz, científico del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), dice que tiene “serias dudas” sobre esto. “A nosotros no nos ha llegado nada al respecto sobre ese buque. Hay que recordar que Canarias es un buen puesto para pasar vacaciones, repostar, etc. También funciona como escala intermedia si van a trabajar a otros sitios. Si ese buque hubiera ido a los montes submarinos, habríamos recibido una nota”, subraya.

Las posiciones contrapuestas no son nuevas. Desde que un grupo de científicos descubriera las llamadas “abuelas submarinas” de Canarias, un conjunto de montes que podría albergar minerales muy codiciados, el discurso se ha dividido con la minería submarina como telón de fondo. Según el estudio Caracterización y mapeo de las esponjas de aguas profundas en el Monte Submarino Tropic, publicado en la revista Frontiers in Marine Science y cuya recopilación de datos se produjo desde el 29 de octubre de 2016 hasta el 8 de diciembre del mismo año, ese monte en concreto reúne ecosistemas marinos vulnerables que deben ser valorados antes de emprender cualquier extracción de minerales nociva para el medio ambiente. Ben Magec-Ecologistas en Acción exige que se establezca una moratoria a cualquier tipo de investigación y denuncia “prácticas invasivas” que ponen en riesgo los fondos marinos. “Estas investigaciones suponen una agresión a estos hábitats prístinos submarinos, que incluyen especies vulnerables de corales y campos de esponjas”, afirman. “El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico tiene la idea de que se pueda hacer minería submarina sostenible. Eso es una falacia. No existe. Hay impactos que no se pueden sostener”.

Los geólogos y científicos piden más tiempo y recursos. “Hasta ahora se ha hecho muy poco. Para los trabajos que se han publicado se ha recogido menos de una docena de muestras. ¿Cómo voy a hacer algo con esto? No sabemos mucho con lo que tenemos”, responde José Mangas Viñuela, catedrático de Cristalografía y Mineralogía por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y dentro del Instituto de Oceanografía y Cambio Global. “La minería submarina provoca impacto ambiental. Eso es innegable. Pero antes de hacer cualquier cosa, hay que estudiar”. 

Mangas pone como ejemplo el proyecto Indemares que estudió varios montes submarinos cerca de Canarias: Banco de la Concepción, Amanay y El Banquete. El experto indica que se recogieron cerca de un centenar de muestras y finalmente se decidió no explotar la zona, a pesar de encontrar reservas para ello. Recalca que la biodiversidad del lugar tuvo un papel más relevante y la balanza se impuso a favor de salvaguardar los ecosistemas marinos. 

“Un proyecto de estudio marino debe durar un mínimo de 15 años. Primero se hace una investigación con mucho detalle, recogida de muestras, etc., para conocer las características geológicas y biológicas. Esto dura entre 4 y 5 años. Luego viene la valoración de qué vamos a hacer con eso. Hacemos un estudio de viabilidad económico. Y después, ¿hay herramientas para toda esa posible explotación? Si salen estos tres pasos, faltan los permisos del Estado, ¿hay alguna empresa que quiera invertir 200 millones de euros?”, explica Mangas. 

El experto aclara algunas de las técnicas de investigación. Una de ellas es utilizar una draga, un equipo que se emplea para excavar material en la profundidad del mar, y arrastrar esa herramienta durante 100 metros. Otra forma es por sondeos, que suelen ser de 10 centímetros de ancho y ayudan a detallar la exploración. Así decenas de veces. “Si yo estoy en Gran Canaria, y hago un sondeo de 10 centímetros en La Isleta, ¿cómo afecta eso al Parque Natural de Tamadaba? ¿O al Parque Rural del Nublo?”, justifica Mangas. Algunas de las montañas submarinas de Canarias son igual de grandes que las propias islas. 

Pero la controversia viene de lejos. Ya no tanto por la investigación, sino por las implicaciones que trae consigo la minería submarina.  La revista Science ha publicado informes sobre ella en varias ocasiones. En 2015, el estudio Managing mining of the deep seabed fue claro: “El reto es encontrar formas que permitan la exploración inicial y, en última instancia, la explotación comercial de los minerales de los fondos marinos, manteniendo a salvo los ecosistemas”. En 2018, otra investigación incidió en esta idea. “La resolución y solidez de los datos es muy mala para cualquier estudio de línea de base medioambiental (…) El principal problema, por el momento, es la falta de aplicación de regulaciones medioambientales y la falta de datos para una evaluación adecuada del impacto medioambiental”. Los geólogos recalcan que no quieren minería “de cualquier tipo”. 

“Todavía se está experimentando y España no está dentro de esas iniciativas, de momento, lo cual es un gran error porque otros países están ampliando sus conocimientos”, lamenta González. “Ahora mismo no se puede hacer nada. Hace falta más inversión para saber si es o no factible. En Canarias la explotación está lejísimo. No creo que se haga en 20-25 años. Hay un desconocimiento brutal sobre lo que tenemos ahí debajo. Y reclamamos más inversión para decidir si declaramos esos montes submarinos como áreas marinas protegidas o no”. 

El científico del IGME defiende que la investigación submarina en el Archipiélago podría convertirse en referencia mundial al igual que ocurre con el Instituto de Astrofísica de Canarias. “Eso atraería talento, turismo y reconocimiento internacional. No debemos pensar solo en los que nos van a dar el cobalto, por ejemplo, sino también la investigación”, apostilla González. 

El partido Equo en Canarias alega que “sería interesante hacer un estudio” para “saber lo que hay” y que eso sirva de base para tomar decisiones. “Necesitamos argumentación científica”, resume Jesús Falcón, miembro de la formación ecologista. 

El Monte Tropic y el resto de las ‘abuelas submarinas de Canarias’

La concentración mediática está encima del Monte Tropic porque es la montaña que más se conoce, indica González. Según el estudio del Centro Oceanográfico del Reino Unido (NOC), se calcula que podría haber unas 2.670 toneladas de telurio en esa zona, alrededor de una décima parte de toda la reserva mundial. No obstante, Tropic se encuentra fuera de las aguas españolas. Y el Estado ya ha movido ficha para ampliar la plataforma continental de Canarias que lo dejaría bajo su tutela. “España presentó en 2015 esta ampliación continental. Tropic está fuera de las 200 millas que delimitan las aguas españolas”, explica Juan Tomás Vázquez, del Instituto Español de Oceanografía. Hasta que no esté resuelta esa solicitud, ningún país puede reclamar el uso de los fondos marinos. En estos momentos hay un conflicto abierto entre el Gobierno central y Marruecos por la frontera marítima. Por eso, González recuerda que Canarias debería centrar sus esfuerzos (o al menos redirigirlos) en los otros montes submarinos que sí están dentro de su Zona Económica de Exclusión. Fuentes internas del Gobierno de Canarias han reconocido a este periódico que aún no ha habido contactos con el Ejecutivo central para ello.

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