La Comisión Europea defiende que la migración sea tratada a escala mundial

El presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, defendió este miércoles en Bruselas que el fenómeno migratorio sea abordado a nivel mundial. Barroso, que participó en el encuentro interparlamentario sobre Migración e Integración que durante dos días se ha celebrado en la sede de la Eurocámara, subrayó que la “inmigración es una de las cuestiones claves y más visibles que plantea la globalización” pero lamentó que, al contrario que otros temas como el cambio climático que se tratan a nivel mundial, cuando se intenta abordar los movimientos de personas hay una gran “resistencia”.

Ante lo cual, el presidente del Ejecutivo comunitario consideró que en el ámbito de los movimientos humanos es necesario que “cada vez existan más esfuerzos políticos y jurídicos” para avanzar de forma armoniosa no “sólo a nivel de la Unión Europea” (UE) sino también en el “plano global”.

En referencia a la integración de los inmigrantes, Durao Barroso calificó de “poco realista” pensar en una política común europea ya que es una cuestión de competencia nacional aunque se trata de una materia en la que pueden existir unos “principios” básicos comunes, puntualizó.

El presidente de la Comisión Europea señaló a la “migración” como un “tema vital para el futuro de Europa” por lo que animó a “luchar contra cualquier tipo de demagogia” en esta cuestión, tanto por parte de quienes “quieren cerrar Europa” como por parte de aquellos que defienden la “abrir las fronteras”.

Sistema de ida y vuelta que beneficie a todosida y vuelta

La directora general adjunta de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Ndioro Ndiaye, formó parte de los oradores presentes en este encuentro interparlamentario.

Uno de los temas abordados por Ndiaye fue la denominada tarjeta azul que la UE se ha propuesto crear para competir con Estados Unidos y Canadá en la captación de inmigrantes altamente cualificados. Y en relación con esto la migración circular y la fuga de cerebros.

Para ilustrar la discusión, la directora general adjunta aportó un “pequeño cáculo”: en un país en vías de desarrollo (PVD) la formación de un médico cuesta al “Estado o la sociedad” unos 60.000 dólares, y la de un técnico medio o superior entre 12.000 y 15.000. Si estas cifras se multiplican por las “20.000 personas altamente cualificadas que cada año abandonan el continente africano la suma es superior a la ayuda al desarrollo”. Por ello, la “cuestión es que nos planteamos es quien subvenciona a quien en este debate de la fuga de cerebros”, expresó Ndiaye.

La directora general adjunta de la OIM explicó que esta masa crítica es imprescindible para el desarrollo de los países africanos porque el “desarrollo porque no se crea de la nada sino con recursos humanos de calidad”.

Por ello, aunque consideró que es legítimo que los socios europeos intenten atraer trabajadores altamente cualificados, apostó por un sistema de ida y vuelta que sea beneficioso para los países de origen y de acogida.

“Hay una posibilidad de crear un sistema beneficioso de movilidad que permita a las personas que viven” en la UE “de reinvertir lo que han ganado en su experiencia migratoria en su país de origen”, explicó Ndioro Ndiaye quien se mostró tan crítica con los paises desarrollados como con los países en vías de desarrollo porque “no hacen bastantes esfuerzos para conservar sus talentos”.

La directora general adjunta consideró que se trata de una competencia en la que “África tiene que luchar para conservar a los suyos y utilizarlos correctamente”.

Negociar la directiva de retorno con África

Asimismo, la polémica directiva de retorno de la UE también formó parte de la discusión. Ndioro Ndiaye agradeció al ministro galo de la inmigración, Bruce Hortefeux, su compromiso para enviar a África una delegación europea que explique la nueva normativa.

La directora general adjunta de la OIM indicó que se trata de una “directiva unilateral hecha por Europa para las necesidads de Europa” por lo que ahora los países de África, Caribe y Pacífico (ACP) deben decir “cuales son sus necesidades, asumirlas y negociar con Europa lo que sea posible hacer”.

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