Lluís Serra, candidato a rector: “La ULPGC debe recuperar el rol de motor social por el que nació”

Lluís Serra, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública y candidato a rector de la ULPGC. (ALEJANDRO RAMOS)

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Con ansias de cambio y movido por “devolver la ilusión a la universidad”, el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública Lluís Serra se enfrenta al reto de dirigir la ULPGC. Compite en la carrera por convertirse en nuevo rector con Rafael Robaina, en una votación que se celebrará el próximo 25 de febrero. Serra ha ganado popularidad en el último año por haber sido el portavoz del Comité Científico que asesora al Gobierno de Canarias durante la pandemia. Sin embargo, ya era uno de los investigadores más reconocidos, entre los mil científicos más citados en el conjunto de las áreas de Ciencia durante 2013-2019, según la Web of Sciences. Señala que la universidad debe contar con unos protocolos sanitarios muy bien establecidos para hacer frente a la COVID-19. “La lucha contra la COVID no va a depender de Riesgos Laborales, sino de esta dirección que incluye la salud y bienestar del estudiante y del propio campus en general”, añade.

Defiende que la universidad debe recuperar el liderazgo social por el que nació en 1989. Recoge entre las prioridades de su programa el impulso de un campus “compartido y sostenible”, que se planifique la universidad “con perspectiva de futuro” y se incremente la colaboración con la Universidad de La Laguna. Fortalecer las estructuras del personal de administración y servicios es otra de las claves junto a diseñar un mapa de titulaciones de acuerdo con las necesidades de la sociedad canaria, así como “valorar” e “ilusionar” al personal docente e investigador. Quiere que los estudiantes se sientan orgullosos y recomienden la universidad, ya que “hay muchos padres que no eligen la ULPGC para llevar a sus hijos” y “es un cambio que hace 25 años era impensable”. Así mismo, insiste en “disminuir toda la carga burocrática que tienen los docentes e investigadores en su actividad diaria”.

Afronta este reto después de unos meses duros de pandemia, en los que ha sido portavoz del Comité Científico que asesora al Gobierno de Canarias. ¿Por qué decide ahora dar este paso?

No ha sido una aspiración personal. He llegado a un momento en el que me siento muy agradecido por lo que la vida me ha dado y, ahora, si puedo dedicar estos últimos años que me quedan de vida profesional a aportar, pues me encantaría. También doy el paso porque un grupo de gente a la que quiero y aprecio mucho de esta universidad me lo ha pedido. Es decir, que las personas que crearon esta universidad y que aún están trabajando me pidieran que me presentara a rector, para mí es muy importante y este ha sido el principal motivo.

En su candidatura aboga por “un cambio” en la ULPGC. ¿Qué es lo que está faltando en la ULPGC? ¿Cuáles son las principales áreas hacia las que enfocar el cambio? 

Son muchísimas. Lo importante es, por ejemplo, disminuir toda la carga burocrática que tienen los docentes e investigadores en su actividad diaria. Entiendo que la burocracia es importante, pero hay que agilizar al máximo posible y no estar pidiendo la misma información una vez tras otra. Y esto también se aplica al personal de Administración y Servicios (PAS), las propias herramientas informáticas, el que, por ejemplo, no se hayan convocado plazas de funcionariado para el PAS desde el año 1996 y la mayoría sean interinos que han consolidado su plaza muchas veces con procesos judiciales. No puede ser que la universidad esté constantemente en temas judiciales para justificar sus temas de personal. 

“No ha habido esa empatía tan necesaria y el principal cambio será cambiar estas formas y devolver la ilusión

Y, luego, no somos capaces de escuchar al estudiante, que tiene demandas que en realidad son muy simples, que todas o casi todas ellas se pueden perfectamente asumir. Yo creo que ha faltado un poco de empatía en general para escuchar a los distintos estamentos universitarios. No ha habido esa empatía tan necesaria y el principal cambio es cambiar estas formas, cambiar el entorno y devolver la ilusión. Tenemos campus abandonados y hay que conseguir que sean de vida intensa universitaria y de vida cultural. La cultura ha desaparecido completamente de la última candidatura, como vicerrectorado ha desaparecido, y nos parece fundamental. Y luego otro tema importantísimo es que la universidad debe recuperar el rol de motor social por el que nació, a nivel económico, cultural, social….

En su programa insiste en recordar que esta universidad se originó por las movilizaciones sociales … ¿Se ha perdido ese espíritu?

Se ha perdido la conexión, sí. La población está un poco decepcionada con la universidad. Hay muchos padres que no eligen la ULPGC para llevar a sus hijos, por ejemplo, y si se lo permiten lo llevan a otra. Esto es un cambio que hace 25 años era impensable. Hemos perdido un 23% de alumnos en los últimos seis o siete años y es cierto que las universidades públicas en general han perdido estudiantes en toda España, pero no un 23%, como mucho un 12%. Esto implica que los alumnos están escogiendo opciones distintas a la universidad pública, que está dejando de ser este motor tan importante de progreso social. 

¿Cómo se podría volver a conectar con la sociedad?

Por ejemplo, haciendo los títulos mucho más atractivos. Tenemos que ser mucho más ágiles. Hay que saber palpar las necesidades que tiene la sociedad y dar respuesta a través de este tipo de programa de grados y de másteres, mucho más creativos. 

Una de las reivindicaciones del estudiantado es que haya más oferta de titulaciones, sobre todo de posgrado… 

Hoy el grado va a unido a un máster y tiene que haber una buena oferta para especializarse en el área donde cada uno quiera trabajar en el futuro. Por tanto, el máster es muy importante, si no, el alumno hace el grado aquí y se va a hacer el máster a otra universidad y se pierde el vínculo con este estudiante de alguna forma. Queremos que los estudiantes se sientan orgullosos. Y esto no es un tópico, si estás encantado de estudiar en una universidad, la recomiendas. 

La COVID-19 ha traído consigo un cambio en el modelo de enseñanza y de evaluación en muchas titulaciones, dando el paso a un sistema online… Se han producido en las últimas semanas quejas sobre cómo se está gestionando. Si usted llega a ser rector, ¿Cómo se plantearía el segundo cuatrimestre?

Pienso que aquí ha habido varios fallos. Hay que decir que la pandemia ha dado un golpe fuerte a nuestra universidad que ya estaba un poquito a la deriva. Pero la pandemia fue en marzo y de alguna forma no se supo reaccionar a tiempo. Hemos tenido fallos en el campus virtual, con bajones de actividad durante tres días seguidos que no podemos achacar siempre a problemas del servicio de informática cuando en realidad son fallos en la propia planificación. Pero independientemente de esto yo lo que pienso es, sin entrar en si exámenes presenciales o no presenciales, si le digo que si yo escucho a los estudiantes y les prometo algo, lo voy a cumplir. Lo que no voy a hacer es escucharles, decirles que voy a hacer algo y luego hacer otra cosa. Y en este caso tampoco ha sido bueno que se dieran unas directrices, luego saliera el ministro y diera otras y se ha armado un poco un follón, que entiendo que no debo entrar porque no quiero crear más polémica. 

“La lucha contra la COVID va a depender en la universidad de una dirección de Salud y Bienestar

Es evidente que hay que hacer un protocolo riguroso en el que se mida la distancia personal y se evalúen las aulas, que sea un proceso seguro. Yo entiendo que si se cumplen los requisitos podría ser perfectamente seguro hacer los exámenes presenciales; si no se cumplen es mejor buscar otras fórmulas o espaciar los exámenes… Hay muchas fórmulas, pero desde luego lo que no se puede es dejar a criterio de cada centro que se hagan o no los exámenes presenciales o determinadas medidas de seguridad; esto tiene que estar muy establecido. En ese sentido, nosotros hemos propuesto una dirección de Salud y Bienestar, es decir, la lucha contra la COVID no va a depender de Riesgos Laborales, sino de esta dirección que incluye la salud y bienestar del estudiante y del propio campus en general. En su día lo comunicaré, pero lo va a preparar una persona del área de enfermería que va dinamizar todo este tipo de cosas para que no vuelvan a producirse. Se dictarán los programas específicos para cada circunstancia. 

Otra de las cuestiones que ha puesto de manifiesto el sistema de enseñanza online es que existen desigualdades en el alumnado ya que no todos tienen los mismos medios. ¿Recogen propuestas en este sentido en su programa?

Tenemos que tratar las desigualdades, en materia de género como línea fundamental, pero también en otras materias como renta y nivel cultural. Y aquí entramos en el problema de la brecha digital, que es gravísimo, no solo es un tema de posibilidades de acceder a un ordenador, sino el tipo de conexión que tenemos en casa, el espacio que tenemos para conectarnos en momentos en los que los espacios públicos están cerrados o tienen aforos muy limitados. Y esto es evidente que influye. No todo el mundo tiene el mismo contexto familiar de apoyo y, por tanto, hay que intentar identificar esta brecha digital y buscar soluciones que han de trabajarse de forma adecuada y anticipadamente. 

Desde marzo hasta agosto el campus estuvo cerrado y, a pesar de que los profesores seguían trabajando y los estudiantes en casa intentando seguir la docencia o el PAS, que también trabajó muy bien desde casa, no se estaban articulando mecanismos para garantizar la enseñanza telemática en otoño. La verdad es que es muy fácil criticar a toro pasado y hay que tener en cuenta que no cada dos o tres años llega una pandemia de este tipo. Ha sido un reto importante, pero veo que otras universidades lo han capeado mejor quizás que la nuestra. En cualquier caso, debemos tener en cuenta que este fortalecimiento de la enseñanza telemática combinada con la presencialidad es el reto que tenemos para el futuro porque tiene algunos aspectos que son positivos y otros muy negativos. Sin presencialidad la ULPGC no tiene sentido y no podemos competir con la UOC u otras universidades online. Nuestra fortaleza es la presencialidad, tenemos grandísimos profesionales e investigadores y debemos hacer prevalecer a estas personas.

“Este fortalecimiento de la enseñanza telemática combinada con la presencialidad es el reto que tenemos para el futuro

¿Habría que promocionar más al profesorado?

A los investigadores tenemos que ponerlos en los lugares adecuados para que ellos puedan ejercer este motor. Tenemos excelentes profesores e investigadores en todas las áreas y debemos ser capaces de hacer una difusión del conocimiento y potenciarlo a través del servicio de publicaciones y de los distintos canales que tenemos de comunicación con la sociedad porque resulta que a lo mejor tenemos a los mejores investigadores del mundo aquí y la gente no los conoce.

Uno de los retos a los que se enfrenta la universidad es a la jubilación del profesorado… ¿Hay que buscar mecanismos para atraer profesorado y que se quieran quedar en esta universidad?

Tenemos que articular las fórmulas de contratación para que esto sea factible y facilitar tantos contratos como están haciendo otras universidades. Pero lo peor de la jubilación es que te tome desprevenido. Tenemos que anticiparnos porque nos estamos encontrando de golpe con personas que quieren jubilarse y nadie ha previsto nada. Hace 15 años le decías a un profesor de la ULPGC de jubilarse y se agarraba a la mesa el tiempo que podía y ahora no. Esto es un síntoma inequívoco de la falta de ilusión. 

¿Y esto por qué ha podido ocurrir?

Es falta de estímulos. Aunque ahora el equipo rectoral se haya apresurado en dar una serie de premios al final, que me parece muy bien, hay que premiar esto todo el año, tienes que incentivar el trabajo bien hecho y potenciarlo. Para ello hay que tener un trato directo. Yo me comprometo a reunirme con los profesores periódicamente y que puedan participar, hacer propuestas, preguntar acerca de problemas que puedan tener… No podemos pretender poner personas en medio para que hagan la gestión mientras nosotros nos quedamos en nuestro palacio de cristal sin conexión con el exterior o solo con conexión con algunos políticos o representantes del exterior de la universidad. Yo voy a vivir en los campus si soy rector y voy a pasar periódicamente una jornada en distintos centros porque se necesita este contacto más personal. La gente quiere que la escuches y que lo que diga se traduzca en mejoras. Esto no es tan difícil, es tener un poco de empatía. Uno no es rector como si tuviera un sello o una medalla, es rector porque le han elegido y está al servicio de los demás, igual que uno es catedrático no porque sea un fin en sí mismo, sino que es un instrumento para lograr otras cosas. Yo esto francamente lo tengo muy claro.

Una de las peticiones del alumnado es contar con otro centro de Ciencias de la Educación ya que ha quedado obsoleto. ¿Se plantean alguna medida para este centro?

Es evidente que hay muchos centros en el edificio, hay un acúmulo de enseñanzas. Algunos grados tienen que dar docencia obligatoriamente por la tarde y no tiene sentido que tú escojas una carrera y que tengas que estudiar obligatoriamente por la tarde porque no hay aulas por la mañana. Hay que sacar algún grado de ese edificio, mejorar las aulas y sobre todo hay que sacar de la responsabilidad de los alumnos el hecho de que estén reivindicando si tienen profesor o no o si tienen aula o no. ¿Dónde se ha visto que los estudiantes tengan que preocuparse porque no tienen aula para la docencia o no tienen profesor? Es muy grave.  Los estudiantes de Ciencias de la Salud están pidiendo sillas cómodas porque las que tienen no son sillas adecuadas… 

Ya que menciona Ciencias de La Salud, la pandemia ha reflejado que hay que reforzar los servicios públicos sanitarios, ¿habría que aumentar las plazas en el área de Sanidad o la oferta de especialización?

En los últimos 15 años se han aumentado mucho las plazas, se ha pasado de formar a 50 médicos a 100 y este incremento se puede hacer, pero el problema es la formación práctica en hospitales, que es mucho más compleja. Hay que poner más medios, y si podemos aumentar la capacidad de algún modo también, porque en el sector privado, en las universidades privadas se está haciendo el grado de Enfermería y se está intentando hacer el de Medicina. Por tanto, es evidente que el mercado existe y la necesidad también. Desde luego, potenciar la salud pública va a ser una prioridad no solo a nivel de la facultad de Ciencias de la Salud, sino de la universidad en su conjunto porque la salud pública no es solo Medicina o Enfermería, es Educación y otros muchos aspectos. 

Uno de los males endémicos de Canarias es la tasa de paro juvenil, estamos sobre un 60%, hay muchos titulados universitarios que se ven con la frustración de no encontrar trabajo o también se van de las Islas … ¿Habría que fortalecer la relación universidad - empresas? 

Es muy importante que haya una mentoría de los alumnos, que estén acompañados durante su formación y que ese acompañamiento incluya una planificación adecuada de sus prácticas en empresas de distinta índole. Es cierto que nuestro tejido empresarial no es tan amplio como el de otras comunidades y que nuestro fuerte aquí es el sector turístico, el sector servicios y otros sectores alimentarios pero no como otras zonas como el País Vasco donde tenemos un sector más industrial. Pero es evidente que tiene que ser una prioridad porque al final lo vemos en muchos grados donde las habilidades y competencias se aprenden trabajando. Tenemos que ser capaces de identificar a aquellos antiguos alumnos que han triunfado y hacerles partícipes de nuestro proyecto porque ellos nos pueden ayudar a proyectar esta parte de fomento de las prácticas en empresas o el trabajo posterior en empresas. Tenemos sectores empresariales excelentes en Canarias y hay que buscar que haya profesores de estos sectores que puedan colaborar en nuestros  grados. 

Por el hecho de ser islas somos más vulnerables al cambio climático. ¿Debería la universidad fomentar su potencial para ayudar en esta lucha y ser referente?

Sí. Hace cuatro años me llamó Carolina Darias cuando era presidenta del Parlamento de Canarias para que la ayudara a desarrollar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y estuve trabajando con su equipo dos años presentando distintos objetivos. Creo que estos objetivos son la solución y tenemos que ver cómo podemos trasladarlos en nuestra universidad. Por tanto, vamos a desarrollar una agencia de desarrollo sostenible y acción institucional para ver en qué medida la universidad puede incidir. Desde soberanía alimentaria, disminución de las carencias nutricionales del hambre, mejora de la calidad de agua, impacto medioambiental… Todo esto influye, el mundo es una aldea global y tú tienes que actuar donde tú vives y si cada uno nos preocupamos por nuestro entorno es realmente cuando se pueden producir cambios significativos a medio y largo plazo. 

Yo no voy a gobernar para que me reelijan, voy a trabajar por el proyecto

¿Si tuviera que fijarse una prioridad máxima, por dónde le gustaría comenzar?

Tengo tantas cosas, que elegir una… Lo importante es entender que este proyecto como tal tiene que empezar el primer día. Yo no voy a gobernar para que me reelijan, me da igual, voy a trabajar por el proyecto y si son cuatro años, son cuatro años y, si son ocho, serán ocho. Los votantes dirán. Lo que no voy a hacer es una acción de gobierno los últimos cuatro meses, una página web, merchandising, mascarillas con el logo, los premios a la calidad docente… Hay que trabajar desde el primer día y todo mi equipo gobernará desde el minuto uno y rendiremos cuenta de forma continua con un sistema transparente que sepamos cómo se gasta el dinero exactamente, en qué partidas… La verdad es que estoy muy ilusionado con el proyecto porque tenemos un gran equipo. Tanto el gerente como los vicegerentes son personas muy conocedoras de la institución y de la administración en Canarias y estoy ilusionado porque detrás veo una capacidad humana que va a responder a las expectativas que hemos creado. Me siento muy respaldado. 

Otra preocupación de los estudiantes son las normas de progreso y permanencia. Se ha hablado de si son muy duras (por ejemplo, si los estudiantes no se presentan a una convocatoria les corre igual ) Aunque es un asunto que depende del Consejo Social ¿está dispuesto a que haya un diálogo sobre ello?

Yo me comprometo a abrir un diálogo permanente con el Consejo Social, que de alguna manera es el consejo de administración de la universidad al que hay que rendir cuentas. Nunca puede haber un enfrentamiento, sino una fluidez de diálogo. En este sentido, me comprometo a facilitar las estancias para que se puedan estudiar esas normas y de alguna forma ver qué modelos están más prevalentes en otras universidades públicas españolas para que nuestro sistema no sea menos justo que el de otras universidades y estudiarlo.

¿A usted le preocupan mucho los ranking? 

Yo creo en los ranking, pero no como objetivo en sí mismo. Nuestra escalada en los ranking tiene que obedecer a una participación de todo el mundo y que nadie se quede atrás por falta de financiación o incentivos. Creo que son necesarios y vamos a escalar en los ranking con el esfuerzo de cada uno y que sea porque se ha producido una mejora. Siempre y cuando supongan el resultado de un esfuerzo de cada uno de los miembros de la universidad y que nadie puede quedarse atrás en este empeño de quedar bien en los ranking. 

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