La odisea de la carretera de Teror, una obra pública con dos prórrogas, un año de retraso y un sobrecoste del 50%
El pueblo de Teror aún estaba dando los últimos coletazos a la fiesta de El Pino de 2018 cuando empezaron las obras de la carretera que une el municipio con la capital de la isla, Las Palmas de Gran Canaria (GC-21). Fue en los primeros días de octubre de aquel año cuando se cerró la vía desviando el tráfico por Arucas -donde se tuvo que acometer una modificación en la rotonda de la entrada debido a la gran cantidad de tráfico que llegaría a la ciudad norteña- o por los barrios de El Hornillo y San José del Álamo. La fecha de finalización estaba prevista en un año, es decir en octubre de 2019, pero las modificaciones y los innumerables imprevistos han hecho que, después de dos prórrogas, se asigne una nueva fecha de finalización: octubre de 2020. Los 365 días se convierten ahora en 730, el doble, pero según explica el jefe del servicio técnico de Obras Públicas del Cabildo de Gran Canaria, Francisco Rodríguez, la obra se complicó debido a innumerables imprevistos. “Se ha hecho más del 50% de lo que estaba previsto, una vez que empiezas a ver que no quieres dejar ninguna curva sin visibilidad”.
La obra fue adjudicada a la empresa Petrecan por 4,2 millones y, en estos momentos, está pendiente de la firma de un contrato de un modificado dotado con 2,9 millones más. La carretera tiene una longitud total de 13 kilómetros pero la obra se concentra en 9 kilómetros, entre la glorieta que se dirige a la urbanización de Ciudad del Campo y la que se encuentra en el inicio del viaducto de Teror. El objetivo, señalaba en aquel entonces el consejero de Obras Públicas de la Corporación insular, Ángel Víctor Torres, -hoy presidente del Gobierno de Canarias- era contribuir a la mejora de la seguridad de la vía, que en muchos casos no cumplía el ancho permitido por la normativa.
“Hubo que realizar un modificado porque los taludes eran inestables y la carretera no era segura”, apunta Rodríguez. Desmonte de taludes, construcción de nuevos muros, canalización de fibra óptica, mejora del alumbrado público, la tala de eucaliptos, que tenían unas raíces “bastante” más grande de lo esperado, la construcción de aceras en la zona de Miraflor, además de la reubicación de varias paradas de guagua, que no estaban contempladas en el proyecto han alargado la vida de la obra. Aclara que “es muy importante” afianzar las laderas para la seguridad de la vía, que puede verse afectada por la caída de piedras. “Los taludes en esta isla son inestables cuando llueve, la tierra se suelta y cae. Si en estos momentos hubiese una situación de este tipo la carretera se tendría que cortar, no dejaríamos que pase la gente si no fuera seguro”, afirma.
La previsión inicial era de 192 árboles talados, fundamentalmente eucaliptos, ahora esa estimación aumentó en más de 50. El responsable de Obras Públicas explica que este tipo de ejemplares “levantan el asfalto” y se pueden convertir en un “gran problema para el tráfico”.
A finales del pasado mes de febrero se anunció que la obra abriría al tráfico en un solo carril y a determinadas horas en el mes de marzo pero los imprevistos hicieron que la propuesta acabara en papel mojado. Desde entonces ha seguido abriendo solo los fines de semana -el viernes a partir de las 18.00 hasta las 08.00 del lunes-. “Hay trámites que también se han alargado a consecuencia de la COVID-19”, manifiesta Rodríguez.
Esta semana se ha anunciado “la mejor de las noticias” para el pueblo, coinciden los terorenses. A partir de este lunes se podrá subir a Teror por la GC-21, “ya está hablado con los comerciantes y están tranquilos”, aclara el jefe del servicio técnico de Obras Públicas. La siguiente previsión, adelanta, es abrirla con normalidad los 15 días más cercanos a las populares fiestas de El Pino que, aunque no se celebrarán como hasta ahora, se prevé una gran afluencia de peregrinos. La finalización total de la construcción “seguramente” será el próximo mes de octubre, justo dos años después del comienzo.
La portavoz de la oposición en el municipio, Isabel Guerra (Nueva Canarias), afirma que en estos momentos la postura de su partido es de “alegría” porque se abre un carril “necesario”, pero también de “insatisfacción” porque el retraso “ha arruinado a los comerciantes de Teror”. Guerra recuerda que desde su partido han sido muy persistentes con esta obra por lo que representa para la economía del pueblo. “Ha sido un cúmulo de despropósitos para una carretera que tenía que haber terminado ya, se ha atrasado un año y aún no se sabe cuando va a acabar”, lamenta.
Asegura que fueron las demandas de su partido las que impidieron que la obra se quedara a medias. “La iban a parar hace un año por falta de presupuesto y a raíz de que nosotros advertimos de la situación se habilitó un dinero para seguir”. Cree que la próxima apertura de un carril es “una ventaja” pero lamenta que los comerciantes hayan tenido que “pedirlo a gritos”. “La aplaudimos, pero tenía que haber sido antes”, manifiesta.
El alcalde de la villa mariana, Gonzalo Rosario (PSOE), celebra la apertura y señala que “es muy importante” para el comercio de Teror. “Ahora que las obras han avanzado bastante se puede permitir que al menos sea en sentido Teror”, celebra. Explica que el proyecto inicial ya hubiera estado finalizado, pero cree que “ha merecido la pena esperar” ya que se ha conseguido una carretera “muchísimo mejor” en seguridad y amplitud, fundamentalmente.
“Se ha apostado por una carretera que hacía falta, con los modificados necesarios de una vía como merece Teror y como merecen las inversiones en estos tiempos”, sentencia.
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