La ONU investiga un rebrote de la viruela en Uganda
LONDRES, 25 (Reuters/EP)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de que está investigando posibles casos de viruela en el este de Uganda. La viruela, una enfermedad infecciosa y contagiosa grave y potencialmente mortal, fue declarada oficialmente erradicada en todo el mundo en 1979.
“La OMS se toma muy en serio cualquier información sobre la viruela”, declaró un portavoz de la OMS, Gregory Hartl, mediante un correo electrónico a Reuters. “La OMS toma nota de las informaciones procedentes de Uganda y llevará a cabo todas las medidas necesarias para investigarlas y verificarlas”, agregó.
El portavoz precisó, no obstante, que la OMS ya había recibido en el pasado otras alertas sobre posibles casos de viruela que posteriormente se relevaron como falsas. “En el pasado, y en todos los casos, finalmente se descartó la viruela y, por lo general, se trató de casos de varicela o de viruela de los monos”, añadió.
La viruela fue oficialmente erradicada en 1979 al término de un programa mundial de vacunaciones de la OMS. El último brote natural conocido se registró en Somalia en 1977 y, desde entonces, el único caso se debió a un accidente de laboratorio en 1978 en la localidad británica de Birmingham, que causó la muerte de una persona.
Según un informe de la OMS, la reserva mundial de vacunas contra la enfermedad se redujo gradualmente hasta alrededor de 2,5 millones de dosis, tras su recomendación por parte de la Comisión Mundial para la Certificación de la erradicación de la viruela.
En los últimos años, los Estados Miembros han manifestado su renovado temor a la posibilidad de que se introduzca la viruela. Aunque los accidentes de laboratorio siguen siendo una posible fuente, el mayor temor se debe a la posibilidad de que se libere intencionadamente el virus de la viruela en una acción terrorista. Las consecuencias sanitarias de un hecho así serían especialmente graves por varios motivos.
Como la mayoría de los países no han sufrido viruela endémica durante varias décadas, la escasa familiaridad con los signos y síntomas de la enfermedad aumenta la probabilidad de que los casos no se detecten tempranamente. El largo periodo de incubación y la naturaleza contagiosa de la viruela facilitan su rápida propagación internacional.
La inmunidad poblacional conseguida tras la vacunación masiva en la era de la erradicación ha disminuido, haciendo que la mayor parte de la población mundial sea vulnerable. El mayor temor es que, en ausencia de capacidad mundial para atajar rápidamente un brote, se restablezca el carácter endémico de la viruela y se malogre uno de los grandes éxitos de la salud pública. Todas estas preocupaciones han llevado a considerar medidas racionales para incrementar la preparación mundial para responder a una situación de emergencia causada por la viruela.
VACUNAS COMPARTIDAS
Durante la reunión que celebró en Ginebra del 31 de agosto al 1 de septiembre de 2004, el Comité Especial de la OMS sobre ortopoxvirosis examinó las propuesta de creación de una reserva mundial de vacuna antivariólica.
La propuesta, según el informe, se basa en el principio de compartir suministros y recursos durante las emergencias epidémicas y reconoce el liderazgo de la OMS en la realización directa de intervenciones en las zonas afectadas, a través de sus actividades reforzadas de alerta y respuesta ante epidemias.
El Comité observó que esa reserva de vacuna sería una forma racional de reforzar la capacidad de respuesta internacional, dado que la mayoría de los países no estarían en condiciones de crear y mantener sus propias reservas de vacuna antivariólica. El hecho de disponer de esa reserva también podría servir como elemento de disuasión general del uso del virus de la viruela en atentados biológicos.
Por ello, señaló la necesidad de aumentar la reserva existente actualmente en Ginebra a un mínimo de cinco millones de dosis de vacunas liofilizadas derivadas de la linfa o de cultivos celulares. Además, propuso a los países que poseen existencias, y asciende a 200 millones de dosis, como mínimo, que destinen las vacunas a las reservas de la OMS.