Los tinerfeños no se enteran de la visita de Doña Letizia

Se supone que la visita de Letizia Ortiz a Santa Cruz de Tenerife era un acto público pero no protocolario. El caso es que los ciudadanos de la capital chicharrera no se enteraron de la presencia de Su Alteza Real ni de su fugaz visita de 15 minutos y 47 segundos al TEA (Tenerife Espacio de las Artes, un polifacético recinto que alberga tanto exposiciones como talleres para infantes), ni de su principal motivo del viaje a Tenerife, que era la entrega de los Premios V de Vida que, desde hace cinco años otorga la Asociación Española contra el Cáncer.

Con la entrega de esos premios en el Auditorio de Tenerife a investigadores y personajes directamente relacionados con el cáncer, enfermedad escurridiza pero cada día más acotada, la Princesa de Asturias se convertía este jueves, oficialmente, en Presidenta de Honor de la AECC, una institución que lleva a gala no ser una ONG sino una ONL (Organización No Lucrativa) desde hace 57 años, y que a través de su Fundación logra aportar fondos y ánimos para que se siga investigando contra el cáncer, en especial, al menos eso señalan los premios entregados este año, el cáncer infantil.

La visita de Doña Letizia al TEA, ataviada con una camisa gris de escote asimétrico y pantalón blanco, fue veloz y encima se adelantó media hora, tanto que casi no dio tiempo a colocar a la prensa en su sitio, en el vestíbulo en el que se acondicionó para la ocasión una guardería, en la que se entretuvo con veintisiete niños y niñas de entre dos y tres años.

“Uy, éste se va a poner a llorar ya mismo”, advirtió la Princesa ante un chiquillo que parecía asustado con tanto flash, así que se puso a acariciarle y hasta lo sentó en sus rodillas. El niño no lloró. Otro tanto hicieron Paulino Rivero y la delegada del Gobierno en Canarias, con menos suerte. Los niños no les hacían caso, ante tanto bullicio de periodistas.

A la puerta de ese recinto la habían esperado, entre otros, Rivero junto al presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, los alcaldes de Santa Cruz de Tenerife, Miguel Zerolo, y de La Laguna, Fernando Clavijo. En el viaje la acompañaba desde Madrid Felipe Pétriz Calvo, secretario de Estado de Investigación.

Para el acto de la tarde, Doña Letizia se había cambiado el vestuario. Esta vez, era un traje con jaretas rosa palo que ya ha lucido en otras ocasiones. De nuevo, nadie del pueblo estaba al tanto de que tamaña representante del Estado andaba por aquí.

Tras los discursos de Zerolo, Melchior y la presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer, Isabel Oriol, se escucharon en vídeo las palabras de una de las galardonadas, ausente, Luz Casal, que excusó su presencia porque de nuevo recibe quimioterapia por un cáncer de mama.

Se entregaron los premios V de Vida también a McCann Healthcare y el doctor Josep Baselga, con veinte años en la investigación oncológica a sus espaldas, y a siete investigadores con sus equipos, además de a otros 19 investigadores de diferentes hospitales e instituciones.

El acto lo cerró la Princesa con palabras de que “lo mejor es la prevención”, tras lo cual regresó a Madrid.

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