Uriarte dice estará cerca de Munilla, “a la distancia que él estime la mejor”

BILBAO, 26 (EUROPA PRESS)

El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, cree que la decisión de nombrar a José Ignacio Munilla como su sucesor se adoptó desde la “responsabilidad eclesial” y aseguró que en el futuro ya se verá el “acierto mayor o menor” del nombramiento.

En una entrevista a Radio Euskadi, recogida por Europa Press, Uriarte manifestó que, para él, era “previsible” que pudiera suceder lo ocurrido tras el nombramiento de Munilla como futuro obispo de San Sebastián, que ha contado con el rechazo de un mayoritario sector de la iglesia guipuzcoana.

“Lo que ocurre es que las decisiones se toman donde se toman, con los datos y con las valoraciones que tienen; en esas valoraciones, ciertamente, habrán entrado mis propias valoraciones de la situación, pero también habrán entrado otras valoraciones y el juicio ponderativo final del cual ha salido la decisión, ese juicio no es precisamente el que crea más paz a la hora de la aceptación, no crea más paz, pero así son las cosas”, agregó.

Uriarte indicó que, cada uno, habrá “actuado en conciencia”, como él también lo ha hecho “diciendo lo que pienso y siento”. El prelado vasco se mostró convencido de que quienes han tomado la decisión del nombramiento, lo habrán hecho “con responsabilidad eclesial”.

“Otra cosa es ya la cuestión del acierto mayor o menor, se verá en el futuro, pero ciertamente yo no dudo de la buena conciencia de ninguno de los que han tomado parte de la decisión”, añadió.

Uriarte indicó que ha tenido ocasión de hablar con su sucesor José Ignacio Munilla y ha pasado “muchas horas con él”, en las que le ha transmitido “punto por punto” la información sobre las situaciones de las diversas áreas y actividades pastorales.

El prelado señaló que Munilla le ha pedido su opinión sobre diversos puntos y, según manifestó, “se la he dado lealmente”. “Yo seguiré cerca de él, a la distancia que él estime la mejor, no soy yo el que debo determinar esa distancia, sino él, pero a mí me tendrá siempre a su disposición”, agregó.

En relación al manifiesto crítico con el nombramiento de Munilla suscrito por más del 70 por ciento de los sacerdotes guipuzcoanos, señaló que éste no ha sido un tema “central” en las conversaciones que ha mantenido con Munilla, pero aseguró que, en cualquier caso, “una cosa de este estilo no puede dejar de ser objeto de comentario de dos obispos, del antecesor y del sucesor, porque todo eso siembra de niebla la situación y, por consiguiente, repercute en la manera en cómo pueda ser acogido”.

Uriarte afirmó que hay que mirar las cosas “en su conjunto”. “La preparación del nombramiento es un capítulo, el hecho del nombramiento es otro capítulo, la reacción de algunos laicos es otro, la reacción de los curas es otro, las reacciones a estas reacciones es otro”, añadió.

El prelado vasco, que no quiso pronunciarse sobre el citado manifiesto, reconoció que si le hubiera ocurrido a él, estaría preocupado a su llegada, como, a su juicio, “llegará preocupado el que viene”. “Esto es un sufrimiento, primero, para la Iglesia diocesana de Guipúzcoa, en segundo lugar para el prebisterio, para el obispo que sale y, tercero, para el que entra; para todos es una preocupación, sin duda ninguna, es un dolor, yo no soy de piedra y tampoco el que viene es de piedra”, indicó.

Uriarte manifestó que a él le hubiera “impresionado mucho” encontrarse con esa situación, pero señaló que “hay temperamentos diferentes”. “Hubiera venido, pero hubiera venido con temor y temblor”, agregó.

El obispo también indicó que una de sus “fuentes de sufrimiento” durante su tiempo al frente de la diócesis de Guipúzcoa ha sido escuchar palabras como que estaba “más cerca de los verdugos”, que era un “obstáculo para la paz” en Euskadi o que era “indiferente a las víctimas”.

“Eso me ha producido gran pena y dolor, no me he defendido deliberadamente porque la defensa hubiera resultado más polémica, no hubiera convencido a los que no están convencidos y los que están convencidos, ya lo están”, señaló Uriarte, quien añadió que “ha callado” porque creía que era “más conforme con el evangelio de Jesús”.

El prelado vasco asegura que, en general, se ha sentido “bastante respaldado” por la iglesia y la comunidad cristiana en Guipúzcoa, salvo por “aquellos grupos tan politizados en la que sus opciones políticas prevalecían sobre su adhesión religiosa”.

“En la sociedad, en su conjunto, no he tenido un mal eco, salvo en determinados partidos que veían en algunas de mis declaraciones algo que iba contra sus intereses de partido, no distinguiendo lo que yo decía en defensa de los derechos humanos y atribuyéndolo a unas connivencias mías políticas no solamente con el nacionalismo, sino con el abertzalismo de izquierdas”, señaló.

En este sentido, indicó que les invitaría a que le presentarán alguna palabra, frase o gesto que “pudiera darles la razón”, pero señaló que él “no la encuentra”.

Uriarte añadió que su antecesor, José María Setién, fue “vapuleado” y manifestó que “quizá” ha habido una “cierta inercia”, pero, a su juicio, es, sobre todo, “por la jerarquía de valores”.

Por otra parte, reconoció que en su episcopado también habrá habido “errores” y “omisiones” y, por ello, indicó que la crítica “nunca le ha parecido negativa”. Uriarte manifestó que el problema es “la crítica insultante, inmotivada e interesada”, en la que “el deseo de ensuciar el rostro de una persona o de una Iglesia prevalece sobre otras cosas”.

El obispo rechazó que se juzgue “peyorativamente” a la Iglesia de Guipúzcoa cuando “no se merece” una mala imagen. A su juicio, esta percepción se da en determinados ámbitos civiles y “quizá también en algunos ámbitos eclesiásticos, que tienen visiones muy parciales y muy sesgadas de lo que aquí existe”. “Aquí hay tanto o más vitalidad que en la media de las diócesis de España”, añadió

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