El demoledor informe policial sobre la caótica fiesta para menores que organizó el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife
Hachís, menores en coma etílico, peleas y hasta una pistola táser. Un informe policial ha evidenciado la falta de seguridad y control que se vivió el pasado 29 de septiembre en el Pisaca Joven Fest, una fiesta para todos los públicos organizada por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. El documento, elaborado por la Policía Local y al que ha tenido acceso Canarias Ahora, detalla el panorama con el que se encontraron los agentes la noche del pasado 29 de octubre, cuando acudieron a las canchas deportivas de la Casa Pisaca, en el barrio de El Toscal.
Las llamadas a la Policía empezaron a las 19.30. Algunos asistentes avisaron de que ''se estaban produciendo reyertas en el interior y de que había una gran cantidad de menores consumiendo bebidas alcohólicas''. Cuando los agentes llegaron al lugar, pudieron ver cómo, tanto en el interior como en el exterior del recinto, había menores haciendo botellón.
Poco después llegó otra llamada con una nueva alerta: en la fiesta había una pistola táser. No fue hasta las 20.30 horas cuando la concejala del distrito Centro-Ifara, Purificación Dávila, pidió la presencia de la Policía Local porque la fiesta estaba “desbordada” y ''muchísima gente“ necesitaba con urgencia la presencia policial ''tanto dentro como fuera''. La Policía Local envió cuatro patrullas al festival.
Cuando llegaron, la música había cesado. El descontrol obligó a terminar la fiesta antes de lo previsto. En la puerta del recinto había cien personas más intentando entrar, pero en el interior ya se había sobrepasado con creces el aforo permitido. Aunque el Plan de Seguridad contemplaba un aforo máximo de 800 personas, los agentes comprobaron que en la fiesta había al menos 1.200. Entre ellas había niños de once años.
Según este informe, pidieron hasta en cinco ocasiones la colaboración de la Policía Nacional, que tardó en desplazarse a la zona al estar en otro servicio de control.
Una vez desalojado el recinto, quedaba en el interior una menor en coma etílico. La joven tuvo que esperar 40 minutos por una ambulancia, ya que las que había en la fiesta ya estaban ocupadas asistiendo a otros menores también en coma etílico. Dos menores tuvieron que ser trasladados a un centro de salud y otros tres fueron atendidos por ingesta de alcohol.
El informe apunta que, al tratarse de un evento para todos los públicos, estaba autorizada la venta de bebidas alcohólicas en los diferentes quioscos instalados en las canchas. Los agentes también localizaron hachís en la fiesta. El Ayuntamiento justificó después del desalojo que ''estaba prohibida la venta de alcohol a menores''.
Contenedores de basura en las salidas
Salir de la fiesta era una misión imposible para muchos jóvenes que querían marcharse. Un grupo de jóvenes aseguró a los agentes que estaban intentando salir porque corría el rumor de que “estaban pinchando a las chicas”.
Protección Civil no les permitía salir e instalaron vallas que obligaban a salir a todos los asistentes por una sola puerta. Estas vallas también entorpecieron la tarea de los agentes cuando intentaron entrar a socorrer a una menor que estaba en mal estado de salud. Después quitaron las vallas, pero las sustituyeron por contenedores de basura.
Bulos xenófobos
El informe policial también critica que el responsable de Protección Civil hablaba por teléfono durante el operativo manifestando que “unos moros la estaban armando”.
“Se quiere hacer constar que la mayoría de los menores que se encontraban en el lugar eran de nacionalidad española, no siendo conveniente que el responsable de un servicio público haga ese tipo de comentarios en presencia de personas que se encuentran en la zona'', concluye el documento.
El grupo municipal socialista estudia acudir a la Fiscalía de Menores, según ha informado a este periódico el concejal Florentino Guzmán. Además, el PSOE ha pedido la comparecencia de la concejala de Seguridad, Gladys de León, y de la concejala del distrito, Purificación Dávila.
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