Las raíces de Kike Perdomo

El músico tinerfeño Kike Perdomo.

Efe

Santa Cruz de Tenerife —

El compositor y saxofonista tinerfeño Kike Perdomo acaba de publicar su décimo disco Roots (K96 Music), un trabajo grabado casi de un tirón en Nueva York y que ha recibido los últimos retoques en el estudio de su casa en La Laguna.

Roots, en español raíces, y dibuja una amplia paleta de colores dentro del jazz contemporáneo, explica el artista.

“En el disco no hay prejuicios, puedes encontrar cosas típicas del jazz, del rock o del funk, lejos de estereotipos”, asevera.

“Trato de hacer referencia a mis experiencias, a cosas que me gustan y trato de acercarme a ellas”, detalla.

En el disco intervienen músicos de diferentes nacionalidades como Jeroen Truyen a la batería, Joseph Lepore al contrabajo o George Dulin, que ya ha acompañado a Perdomo en trabajos anteriores al piano.

Completan los arreglos el guitarrista grancanario afincado en Barcelona Octavio Hernández, el trombonista Yossi Itzkovich, la trompeta del nórdico Audun Waage y la voz de su hija Valentina Perdomo.

Los temas de Roots están cargados las cosas que le rodean, por ejemplo, TF-39436, con guiños funk y un comienzo con ritmo New Orleans, hace referencia a la matrícula del coche de su padre que guarda Perdomo en la memoria.

Igualmente ocurre con las familiares y sosegadas Lura y Mercedes. “Todas son composiciones nuevas que he ido configurando a lo largo de este año excepto una versión del conocido Cantaloupe”, apunta el saxofonista.

Roots será presentado en el mes de marzo en el Teatro Guimerá, pero antes estará en Bilbao y Madrid. Perdomo ve con optimismo el futuro de la música hecha en Canarias aunque es consciente de las dificultades, sobre todo a nivel educativo, que experimentan los músicos que quieran estudiar el estilo moderno en las islas.

“Por suerte hay gente con muchísimo nivel aquí pero nos hemos tenido que buscar la vida porque no existe ningún tipo de plan ni ayuda de las instituciones para poder estudiar”, recalca al tiempo que añade que “los planes estudios para la música moderna en Canarias son bastante deficientes”.

A su juicio, la fuerza de los músicos canarios está en su “preocupación particular por avanzar” lejos de escuelas dedicadas al jazz y otros estilos que existen en la Península, varios lugares de Europa y por supuesto en Estados Unidos.

La condición de vivir en una isla para hacer música de jazz es “a su vez un problema y una ventaja, porque hay más tiempo para trabajar y el avance es por satisfacción personal, pero si es cierto que los circuitos para tocar siguen siendo muy cortos”.

A su vez, Kike Perdomo está inmerso en otros proyectos en marcha como La Big Band de Canarias, que dirige el propio saxofonista.

Se trata de un espacio de intercambio para los músicos canarios que estudian fuera o que viven aquí.

“Pretendemos conectar esa experiencia y está siendo una iniciativa muy bonita”, apostilla.

La Big Band de Canarias acaba de sacar un disco monográfico a la música cinematográfica de Elmer Berstein y prepara otro, ya grabado, con arreglos de compositores canarios.

Perdomo también forma parte del Asociación Promusic, un colectivo de músicos canarios que pretende fomentar la música en vivo con un circuito estable en Tenerife, además de organizar seminarios y cursos de formación.

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