Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Correcalles
Cuando no hay nadie al otro lado
que entienda lo que dices,
o lo que puedas pensar,
no al menos que quiera responder,
surca el cielo.
Por favor.
Súrcalo.
Que los ojos, si se cierran,
es porque se saben privados del amanecer
y a levantarse temprano
que hay que salir a correr calles otra vez.
Así se vive ahora,
sin puerta de embarque ni de salida
apurando equipaje de mano
por no facturar mentiras.
Vete ya corriendo a contarlas donde puedas,
te sentirás mejor por un momento.
Suéltalo fuera,
libérate por horas,
pero que quede claro que nos veremos de nuevo en días,
cuando tu voz ya imaginada rebote en la pared más alta
y al final no quede más que una gran marca.
Creerás haberte enterado,
saber leer las señales,
tornar los pensamientos en palabras
aunque la realidad será esta.
Nadie entenderá nada.
Anda, escríbelo todo,
como siempre que pierdes la ilusión:
te agarras a las nubes.
Ya estabas tardando demasiado
en resbalarte entre ellas.
Al menos la caída será larga
y tendrás todo el tiempo del mundo
para seguir contando tus patrañas.
Permíteme que ya tenga
mi respuesta preparada:
¿Qué vas a hacer cuando no te quede voz,
cuando se caiga la pared de tanta marca,
cuando ya lo sepas todo,
no queden señales, ni pensamientos, ni palabras?
Cuando ya no quede nada, corre a escribirlo.
Inténtalo. Todo. Escríbelo.
¿Y entonces qué? ¿Qué pasará luego?
¿Tienes otro plan? ¿Qué haremos?
Conociéndote…
supongo que seguirás queriendo surcar el cielo.