'Quedabien'

- Título: Vengadores: Endgame (Avengers: Endgame), 2018

- Dirección: Joe y Felix Russo

- Guión: Chritopher Markus y Stephen McFeely (basado en los personajes de Sta Lee y Jack Kirby)

- Reparto: Robert Downey Jr., Chris Evans, Mark Ruffalo, Chris Hemsworth, Scarlett Johansson, Jeremy Renner, Paul Rudd, Brie Larson, Josh Brolin

Marvel concluye la tercera fase de desarrollo de su cine con la última entrega de la saga Vengadores, el mejor, más necesario y agradecido de sus títulos. Lo hace estando en plena forma, pero con sensaciones extrañas para el modelo de cine que todavía conocemos, ya sea por haber roto con los niveles de taquilla, por el ejercicio de marca que la industria ha supuesto -y soportado- a cambio de alcanzar sus objetivos, o en otro extremo, porque de cara a un nuevo episodio cinematográfico marvelita, todo está por escribir. Ninguna presión de recorrido, porque romperá con lo ya expuesto pero en cambio significará soportar la presión de un éxito que necesita diversificarse para seguir creciendo bajo el ala de su nuevo dueño.

Vengadores: Endgame es una cinta que contenta al grueso de los seguidores. No se arriesga y no es su función. Pero si atendemos a ello como una franquicia que ha sabido adaptar con éxito el modelo narrativo de la nueva televisión al cine -tomándose su tiempo para desarrollar bien los personajes, explorando diferentes líneas narrativas o poniendo el foco en multitud de espacios y tiempos radicalmente diferentes-, su anterior capítulo, ese en el que sucedía el gran conflicto, causa mucho más impresión que esta nueva aventura.

Con su propia y disparatada historia, Endgame cumple de sobra con las expectativas, pese a que en este mismo año han aparecido formatos similares, mucho más creativos, curiosos o de mayor interés -en el estilo superheroico: Shazam!, o en un medio de desarrollo de historia y personajes, ahí tenemos la última temporada de Juego de Tronos.

El mayor interés de esta película es, lógicamente, conocer el final de unos superhéroes que nos han acompañado -queramos o no- durante los últimos once años. Sobre todo, el de sus dos mayores pilares: Ironman y Capitán América. Y no han hecho poco. La trama cumple con la coherencia heroica, aportando aventura, pura acción y la suficiente carga trágica como para que no perdamos nuestra empatía con estos personajes. Valor cuyo merecimiento merece debate aparte.

Ahora es tiempo de cambio. O se toma un nuevo rumbo, nuevos tiempos y estrategias o el modelo continuará hasta el agotamiento, para entrar de nuevo en un estado de hibernación del que sí que debió salir, pero no tan explotado. En esta ocasión, para gran favor y servicio al mundo y la cultura del cómic pero a expensas de impostar narrativas, recursos y objetivos que el modelo cinematográfico actual, por naturaleza, no puede aguantar a largo plazo.

Vengadores: Endgame es un espectáculo recomendable dada la importancia de su lugar en su universo. Absoluto entretenimiento, sin ninguna reflexión importante o que entrañe algún desafío para el espectador. No es la intención. Ni siquiera en el uso de unos conceptos técnicos que fácilmente podrían ser disparatados, o en un tratamiento arrogante e irrespetuoso de una cultura pop que intentan renovar.

El objetivo es simplemente desconectar.

Con lo que ello implica.