35 años del intento de apropiación de ATI-CC de la lucha ciudadana para salvar El Rincón, la excepción al desarrollismo en La Orotava

El Rincón.

Álvaro Morales

8 de octubre de 2025 21:09 h

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El naturalista alemán Alexander Von Humboldt seguramente habría muerto de nuevo del disgusto al ver el resto del Valle de La Orotava casi en cualquier etapa desde los años 60 del siglo XX, aunque se aliviase un poco al girar el cuello desde su famoso y destrozado mirador (si bien se ubicó más abajo de donde se extasió en junio de 1799) hacia la zona de El Rincón. Se habría indignado al comprobar el desarrollismo al calor del creciente turismo y las atrocidades urbanísticas cometidas con el Teide al fondo y en el resto de Tenerife, por mucho que quisiese conocer y abrazar a los que lograron salvar (en parte, sólo en parte) dos millones de metros cuadrados agrícolas de este enclave de La Orotava, el que concentra toda la costa local, tres de las mejores playas de la comarca cuando la arena está presente (El Bollullo, Los Patos y El Ancón) y uno de los suelos más fértiles de la autopista hacia abajo para cultivos como el plátano, aunque él nunca lo viese pues tardaría casi un siglo en salvar buena parte de la economía isleña.

Al menos, Humboldt se percataría de que su naturalismo se transformó luego en movimientos ecologistas que, como el de La Coordinadora El Rincón y tras una histórica campaña de recogida de firmas (la primera de este tipo en Canarias para acabar en una nueva norma), acabó en una inédita Ley de Iniciativa Popular (1992) para proteger uno de los pocos rincones que no habían sido absorbidos por la fiebre del ladrillo, los hoteles y el dinero fácil, tal y como ocurrió a pocos metros, en el Puerto de la Cruz, y más tarde en el Sur de la mayoría de las Islas y en otras muchas zonas. 

Esa Ley surge por 35.000 firmas (la cifra se paró ahí porque ya no era necesario seguir para impulsar una ley y urgía la protección del enclave) que los detractores del movimiento ciudadano y verde criticaron por, entre otras cosas, incluir la de turistas que no conocían bien los entresijos. El Parlamento de Canarias aprobó la norma en 1992 y se convirtió pronto en todo un referente para luchas similares (por iniciativa popular, ecologistas o de movimientos vecinales) en España y hasta fuera, aunque el alcalde orotavense de entonces, Isaac Valencia (AIO, ATI y, finalmente, CC) criticó con dureza a los diputados (de todos los partidos, pues salió por unanimidad) “por haberse bajado los pantalones”.

Playa de El Bollullo.

La Ley de El Rincón derivó luego en un Plan Especial (1997) de desarrollo sostenible de esos dos millones de metros cuadrados que, como no ha parado de recalcarse desde entonces, quedó pronto “arrinconado” (sí, es fácil el recurso, pero totalmente descriptivo y certero). Y es que, en el fondo, Valencia (el que llamaba “los de la foto fija” a los ecologistas, el que decía que “un campo de golf es un terreno agrícola y verde como cualquier otro” o el que decía que “si se quiere el Valle verde de nuevo, que se pinten de verde las azoteas”), nunca creyó ni en la ley ni en el plan. Luego, en 2013, le sustituyó el actual diputado regional Francisco Linares y, aunque aparentemente se ha apostado más por desarrollar ese plan, se ha hecho realmente muy poco, con algunos propietarios de finca cada vez más en contra y molestos por la elevaba protección del suelo, lo que no ha impedido que pululen construcciones dispersas en estos decenios.

Sempiternos anhelos desarrollistas 

Pese a este contexto, el 8 de octubre del año 1990, hace hoy justamente 35 años, el Ayuntamiento de La Orotava acogió la presentación de una curiosa campaña, “El Rincón Salvado”, con folleto incluido con escudo del municipio, maqueta, alusiones al respaldo de la UE (entonces aún CEE) y un Valencia muy sonriente y encantado. Como recuerda la Coordinadora Ecologista El Rincón en declaraciones a Canarias Ahora, se trató de “una visión personal que la ciudadanía nunca pidió”. Una clara apropiación y tergiversación de ATI (tres años después, CC) de una de las luchas vecinales y verdes más complejas y exitosas en España. Un truco de pretendida prestidigitación que, en el fondo, escondía los sempiternos anhelos desarrollistas de Valencia para la zona.

Según remarca el célebre colectivo ecologista, “en la memoria de todo pueblo hay fechas que marcan un antes y un después. Para El Rincón, una de esas fechas es, sin duda, el 8 de octubre de 1990. Cumplimos 35 años de un hito que definiría el carácter y el futuro de esta emblemática zona agrícola: la presentación de la maqueta El Rincón Salvado. Ese día de hace 35 años no se presentó una simple maqueta, sino que se impuso una visión. Bajo el lema El Rincón Salvado, Isaac Valencia intentó legitimar un proyecto urbanístico personal que la ciudadanía nunca pidió. Bajo este lema, que resonaba como una promesa y una declaración de intenciones, se escondía la materialización de una idea personal sobre la identidad y el porvenir de El Rincón. En un tiempo donde la presión urbanística se hacía sentir con fuerza, la maqueta representaba una reflexión crucial: eliminar una de las zonas agrícolas más fértiles y productivas de Tenerife para convertirla en otra costa masificada y destruida de la Isla”.

Folleto de "Salvado El Rincón".

Con la perspectiva del tiempo, y hay que ver lo que ha llovido y las actuales luchas en Tenerife, como la de Cuna del Alma, los ecologistas de La Coordinadora tienen claro (ya lo tuvieron entonces) que se trató de “una imposición disfrazada de propuesta abierta a la comunidad, un punto de partida para un debate sobre cómo vender el patrimonio, la soberanía, el modelo de pueblo y el alma del municipio y de sus habitantes. Era un acto de fe en el que el desarrollismo y el mal llamado progreso iban de la mano”.

“Lejos de ser una propuesta dialogada –argumentan-, aquel acto supuso un punto de inflexión que reveló la urgencia de organizarse. Fue la chispa que encendió la lucha vecinal. La gente no se quedó de brazos cruzados: la voz popular se alzó con fuerza y se dejó claro que el futuro de El Rincón no se decidiría en un despacho sin su consentimiento. Aquella resistencia no fue en vano. La presión social, alimentada por aquel acto, fue tan poderosa que no sólo logró paralizar el proyecto inicial, sino que culminó en la consecución de una Ley de Protección para El Rincón, una conquista ciudadana. Hoy, 35 años después, el legado de aquella presentación perdura en el ambiente. Este aniversario no es para celebrar una maqueta, es para recordar que la unión hace la fuerza. Conmemoramos 35 años de aquel grito de ‘¡No!’ que se transformó en una victoria legal”.

Según remarcan, esta fecha “nos recuerda que la vigilancia y la movilización son esenciales, porque la defensa de nuestro patrimonio es una lucha constante. El Rincón que hoy conocemos y protegemos existe gracias a quienes, hace 35 años, tuvieron el coraje de plantar cara”. Y eso que el Plan Especial, por mucho que haya que actualizarlo, que está claro que sí, sigue eso, totalmente arrinconado.

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