Sobre este blog

Espacio de opinión de Tenerife Ahora

Es injusto

Camy Domínguez

Es injusto. No me canso de decir, oír y leer esa frase varias veces al día. Siempre hay tantas cosas por las que decir “es injusto” que ustedes se preguntarán qué tripa se le ha roto a esta ahora. Esta lucha feminista sin cuartel que estamos llevando a cabo cada día a veces parece que no sirve de nada, porque obviamente las leyes en esta España nuestra siempre han estado hechas por el patriarcado machista, nunca pensando en el bienestar de las mujeres ni mucho menos hemos estado nosotras ahí para dictar o rebatir a favor de nosotras mismas cuando dichas leyes son creadas.

Cada día, por culpa de esas leyes y de quienes las administran, la lucha nuestra se viene pareciendo más al mito de Sísifo, ese personaje de la mitología griega que, por negarse a los designios de la muerte, fue condenado al castigo de subir por una pendiente empujando una gran roca que, una vez alcanzaba la cima, volvía a rodar cuesta abajo, obligándolo a emprender de nuevo el ascenso una y otra vez hasta el infinito.

Primero vienen aquellos jueces a dejar en la calle a los asquerosos de la manada, luego cuerpos como el de la Guardia Civil no ponen de patitas en la calle a su asqueroso lobito, sino que lo aceptan y está el niño en espera de un destino. Luego, por si fuera poco macabro lo que sucede, le crean un club de fans a El Prenda en Facebook, donde se lamentan algunos (y algunas) porque no pudieron verlo cuando el asqueroso héroe estuvo de vacaciones en su pueblo. Pues como muchos nos quejamos y le reportamos la página, le eliminaron al pobrecico su club de fans. ¡Qué pena, fíjate tú!

Pero no se conformaron con eso, no, sino que crearon un nuevo club de fans. Y por aquí y por allá la gente agraviada firmando peticiones para que lo eliminen; otros a su vez, firmando peticiones para que lo nombren pregonero de San Fermín para el próximo año. Y mientras tanto, otras manadas, sabiéndose impunes, nos atacan, nos violan y nos torturan, un padre de familia “ejemplar” asesina a sus hijas y a su mujer, incluso al perro para que no se atreva a delatarlo, y luego se ahorca en un alarde de heroísmo y aquí no ha pasado nada, porque a las primeras de cambio bien que pensaron que algo tan obvio no era violencia de género y se atrevieron a celebrar que era un héroe de guerra condecorado, tan buenísima persona, ¿verdad, doña? ¿Cómo pudo ser que una escena así no fuera sacada de una novela negra de ajustes de cuentas y gangsters?

Me dirán ustedes si esto no se parece al fin del mundo. Entretanto ellos siguen empoderándose y empequeñeciéndonos a las mujeres cada día un poco más. Como se saben con poder y se sienten amenazados…

Hoy nos han dado el golpe certero que muchos -a los que no voy a poner un calificativo porque por sí solos se descalifican- estaban esperando. Se les hacía la boca agua solo de pensar que las cosas salieran de esta manera. Estaban agazapados frotándose las manos a la espera de la sentencia. Y es que a Juana Rivas la condenan a cinco años de cárcel y seis de suspensión de la patria potestad por sustracción de menores. Los menores que obviamente eran sus hijos y no los quería entregar al padre de estos, porque ella decía que era un maltratador.

¿Qué podría hacer una madre que tiene que entregar a sus niños a un maltratador? Pues lo que haríamos cualquiera de nosotras: protegerlos y protegernos. Y muchos por aquí y por allá hicimos causa común con ella y solidariamente dijimos que Juana estaba escondida en nuestras casas. Pues ahora esos que se relamían por verla caer están disfrutando de su desgracia, de su humillación, de haber ganado una vez más la partida en contra de nuestra lucha, que cada vez parece más infructuosa, y diciendo que no solo ella, Juana Rivas, sino todos los cómplices que la ocultamos diciendo “Juana está en mi casa” deberíamos cumplir igual condena. De verdad, creo que esto no va, que paren el mundo que yo me bajo.

Pero… ¿Cinco años de cárcel para una mujer por proteger a sus hijos de un monstruo? Pobrecitos esos niños, que no han hecho nada para merecer lo que les espera. Cuánta humillación veo continuamente para cada mujer que se defiende.

Y encima, ¿pueden creerse que hasta las máquinas nos humillan? Mientras escribía este artículo, me hubiera gustado que pudieran ver cómo el procesador de texto me ha subrayado en varias ocasiones la palabra maltratador… Como si la palabra no existiera, como si yo, que he sido víctima de maltrato, me la estuviera inventando… ¿Cómo podemos avanzar si hasta los procesadores de texto nos dan reveses de este calibre?

Ahora en serio. Me asombra ver cómo nos disuaden, nos amedrentan, nos humillan y nos hacen quedar como mentirosas, para que nos callemos y no los acusemos. Ellos no son malos, no maltratan, no violan, no matan a mujeres. Amigas, a ese grupillo de mentes cerradas tenemos que dejarlos seguir siendo el sexo fuerte, ¿no lo entienden?

Sobre este blog

Espacio de opinión de Tenerife Ahora

Etiquetas
stats