Hay que enseñar maneras a los nuevos inquilinos. Desde el departamento de agitación y propaganda, lo tienen claro. Nuestra moderna se equivoca y no cabe la duda, porque la equivocación pierde su natural subjetividad cuando el fin está tan claro como en el presente. Los bramidos de nuestro sujeto contra la edil tenían como telón de fondo de nuevo una adjudicación, a saber, la del cartel del glamuroso y alfombrado Festival de Cine de la capital. No entendía, el Terminator malo cómo a esta concejala moderna se le podía haber ocurrido no tirar directamente a la papelera la opción del estudio de la diseñadora TP. ?¿Pero tú sabes quién es?, ¿somos una ONG estoica o qué?, ¿te apetece poner la otra mejilla? Si de mí depende, no lo hace ella ni de broma. Activa una alternativa de inmediato. Fin de la transmisión?. Y así terminó otro duro día de trabajo en pos de un futuro pluscuamperfecto de liberalismo-máquina y mercado cibernético. Pero antes de ponerse en off, necesaria expiación de culpas ante la figura de san José María. ?Usted y yo sabemos, santo señor, que lo de poner la otra mejilla es cosa de jipis?.